Los partidos políticos quieren que hablemos y hablemos y hablemos de sus pactos para gobernar. Pactos que son relevantes, por supuesto, pero que evidencian una vez más la distancia entre los dirigentes públicos y la ciudadanía. Ya venimos insistiendo aquí en que las elecciones del 28-M en Euskadi tuvieron un claro ganador: la abstención.
Que no nos preocupemos en el ámbito público de esta desafección es la prueba más palpable de la gran desconexión, esa es la palabra, entre los políticos y la gente. Y, si no queríamos sopa, tenemos dos tazas, con unas elecciones generales en pleno verano. Los tiempos de los partidos no son los nuestros. Más que preocupante.