En uno de esos lugares de los mentideros vitorianos me comentaba el otro día un parlamentario, entre risas, pitos y flautas, que las vacaciones de este verano van a ser "eternas". "A la poca actividad por las generales hay que sumar el tradicional cierre del verano, así que hasta mediados de septiembre no damos ni golpe".
La bravuconada me hizo gracia en principio, claro, pero luego, más serena y reflexiva, me dio por pensar en la vidorra de los políticos y me vino una de esas indignaciones antipolíticas que son tan malas consejeras. A ver, sí, es verdad, estas vacaciones parecen eternas para el Parlamento vasco, pero tampoco tienen la culpa los parlamentarios estrictamente...
Las leyes son las leyes y hay que cumplirlas. Tras el parón obligatorio por el 28-M llegó el presidente del Gobierno y mandó parar, con la convocatoria del 23-J. Y luego han llegado, lógicamente, los días de asueto veraniegos. Habrá que culpar a Pedro Sánchez, entonces, por haber convocado las generales...
Cierto es, también hay que admitirlo, que los días de campaña son bastante pesaditos para algunos parlamentarios (igual que para los periodistas, por cierto), pero claro, no todas hacen campaña... Ya no sé qué pensar.
Eso sí, tenga la culpa quien la tenga y más allá de argumentaciones de los unos y las otras a quienes he preguntado, sólo me queda una conclusión: por qué carajo no me dio por la política para vivir mejor.