Un operario limpia la placa en recuerdo a Ferrnando Buesa y su escolta en el monolito levantado en el lugar donde fueron asesinados, que ha sido pintada este jueves en la capital alavesa. EFE / L. Rico

Un operario limpia la placa en recuerdo a Ferrnando Buesa y su escolta en el monolito levantado en el lugar donde fueron asesinados, que ha sido pintada este jueves en la capital alavesa. EFE / L. Rico

Opinión EL APUNTE DEL DIRECTOR

Pili Zabala, Sara Buesa y otros ejemplos de memoria con mayúsculas

12 octubre, 2023 05:00

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Este martes por la tarde se celebraba en Bilbao un acto organizado por Gogoan y no demasiado publicitado en los medios. Se reunían en una misma mesa Pili Zabala, víctima de los GAL, y Antonio Rubio, periodista que se dejó la piel durante años publicando informaciones sobre el infame terrorismo de estado

En un momento de la charla la hermana de José Ignacio Zabala, vilmente asesinado junto a José Antonio Lasa por miembros del 'GAL verde' de Intxaurrondo, afirmaba que "el dolor de la familia Buesa es mi dolor". Se solidarizaba así con la familia de Fernando Buesa, que padeció la pasada semana dos ataques horrendos

Quienes padecieron los crímenes de los GAL aún siguen viviendo diversas injusticias que expuso Zabala en esa charla, donde mostró una vez más su entereza y dignidad frente al horror. Quienes sufrieron los asesinatos de ETA todavía continúan recibiendo agresiones, amén de asistir a una legitimación del terror que no cesa, pero responden, como dijo Sara Buesa tras el doble ataque a su padre, "cultivando semillas de amor y compasión frente al odio y la barbarie". 

Pese a tanto crimen y tanta sinrazón, nos queda esperanza. Porque más allá de los discursos políticos que justifican lo injustificable o eluden condenarlo aparecen personas luminosas como esa tuitera que pidió perdón a Buesa. "Soy hija de un preso que causó dolor a familias como la tuya; condeno esos actos totalmente sin sentido, quiero mostrarte mi apoyo y mi cariño por algo que solo ha traído dolor y que nunca debió ocurrir".

Los razonamientos, las actitudes y las emociones de Pili Zabala, de Sara Buesa o de esa hija de un etarra que pidió perdón forman parte de esa memoria con mayúsculas, cimentada en la verdad y alejada de sectarismos, necesaria y doliente, sincera y reveladora, incómoda y justa, que tanto necesitamos en Euskadi.