¿Y por qué no un referéndum...sobre la amnistía? ¿O una abstención del PP?

Amnistía. Esa es la palabra de la que todo el mundo habla en la política, en la economía y en todos los órdenes de la sociedad. Siempre he defendido que cualquier problema político se resuelve mejor con más y mejor política. Por eso me pregunto algo. ¿Y por qué no un referéndum...sobre la amnistía? 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dice que la amnistía se hace por la convivencia de todos los españoles pero todos sabemos que lo hace por su conveniencia personal de mantenerse en La Moncloa. Si no, el PSOE lo hubiera llevado en su programa electoral. Es tan evidente que no conviene analizarlo.

Ocurre que hay mucha gente radicalmente a favor o radicalmente en contra de la amnistía, en función del interés partidista, claro. Esto es lo peor de la política: cómo algunos cambian de opinión o de bando sólo por el interés del partido y no por el de la gente. 

En este contexto me pregunto, como digo, si no sería legítimo que hubiera un referéndum, pero no de autodeterminación, sino sobre esa amnistía de la que todo el mundo habla. ¿Por qué no decidir la gente? ¿Por qué no sacar las urnas a la calle ya que nos gusta tanto hablar del derecho a decidir? ¿Por qué no una pregunta al pueblo español para que todos decidamos?

Sánchez argumenta que se hará a favor de la convivencia de los españoles. Es hasta divertido, porque se hace para perdonar a los que dinamitaron la convivencia y sin que tengamos seguro que no vayan a volver a dinamitarla. Yo creo que no hay renuncia a la unilateralidad por parte de los independentistas catalanes, aunque algunos dicen que sí, como lo demostraría el hecho de que negocien todo esto...

Más allá de quién esté a favor o en contra, lo mejor, insisto, sería darle la palabra a la gente. Pero no como dice el PP, convocando elecciones generales, sino usando la posibilidad de que todos votemos y decidamos sobre el caso concreto. Lo más democrático, y así lo llevamos defendiendo algunos desde aquel 15-M de hace tantos años, es que de vez en cuando se utilice la prerrogativa legal de convocar un referéndum. En otros países se utiliza mucho. 

¿Por qué no votar todos los españoles sobre esta amnistía tan traída y tan llevada? Algunos quieren utilizarla para mantenerse gobernando. Y otros quieren usarla para arrebatar el poder a los que gobiernan. 

Y ya puestos a hablar de otras soluciones, si al PP tanto le molesta esta posible amnistía, ¿por qué no una abstención técnica de una decena de sus diputados para que Sánchez sea presidente sin tener que ceder ante Junts per Catalunya? 

Más allá de estas propuestas destinadas a quedarse aquí, sin llegar a parte alguna, soy muy consciente, el bloqueo político es evidente. Esto sucede a nivel nacional y, por supuesto, afecta también a Euskadi, donde no sabemos qué hará el lehendakari, Iñigo Urkullu, para convocar las decisivas elecciones vascas del año que viene. Entretanto, esta situación genera incertidumbre en la política pero también para los trabajadores y las empresas de Euskadi y del resto de España.

El partidismo de unos y otros hace que vivamos estas situaciones surrealistas. Al final, no se olvide, todos dependemos de un prófugo de la justicia como Carles Puigdemont porque los dos grandes partidos no saben o no pueden llegar a acuerdos.