Electrolizador de Repsol en Petronor

Electrolizador de Repsol en Petronor EP

Opinión

Decisiones empresariales

6 noviembre, 2023 05:00

Noticias relacionadas

Hace tan solo unos días conocíamos que la empresa Repsol optaba por paralizar de momento, dos proyectos empresariales estratégicos, destinados a Euskadi. El anuncio hacia convulsionar a más de uno, y algunos no tardaron en elevar el tono para opinar sobre la noticia, y como viene siendo habitual criticar a la empresa por trasladar una decisión de estas características.


La empresa por su parte argumentaba de forma contundente y rotunda los motivos de este “stand by”. Mientras no haya un marco regulatorio y fiscalestable”, no se avanzará ni en esos, ni seguramente en otros proyectos.

Las de Repsol, con toda seguridad, no son las únicas iniciativas empresariales paralizadas o directamente desestimadas por la incertidumbre que en este mismo medio llevamos denunciando ya en unos cuantos artículos, y que condiciona absolutamente y para mal, a la economía.


Los mercados, las empresas, la economía, el dinero necesita estabilidad para poder desarrollarse con normalidad. Ya bastante convulso está el contexto geopolítico internacional, como para encima añadir más incertidumbre en el ámbito local. Tener claro cuales son las reglas del juego es imprescindible para tomar decisiones que en el caso de la mayoría de las empresas, son casi siempre de alcance.


Y luego están las reacciones que cada vez que una compañía traslada una mala noticia tiene que soportar de opinadores que no han emprendido en su vida, pero se permiten dar lecciones a los que de verdad arriesgan. Esto no les pasa solo a las grandes empresas, les pasa a todas las empresas, y a todos los empresarios, independientemente del tamaño, solo por el hecho de haber decidido invertir y arriesgar. Sólo por eso ya se les estigmatiza.


Los argumentos suelen ser siempre los mismos: beneficios extraordinarios, enriquecimiento de unos pocos sin olvidar también que en algunos casos se apela a las ayudas recibidas por parte de la administración. Esas que parece que reciben todas las empresas y que realmente llegan a muy pocos.


En concreto y volviendo al caso de Repsol parece que una de las cosas que está pensado especialmente para paralizar las iniciativas previstas es el impuesto a las energéticas y sobre todo, no saber si se va a mantener y hasta cuándo.


La mayoría estamos de acuerdo en que el que más tiene, debe ser el que más paga, por cuestiones evidentes. La realidad es que salvo excepciones que terminan bordeando la legalidad y saltándose la ética, eso ya ocurre aquí, puesto que los impuestos son progresivos. Cuando más ganas, más pagas. Vale para cualquiera de nosotros en calidad de ciudadanos y por supuesto, también para las empresas. Tenemos que alegrarnos de que las empresas ganen cuanto más mejor, porque esa es la forma de contribuir a la creación de riqueza y al bienestar de todos.


Y no nos engañemos, las empresas están para ganar dinero, exactamente lo mismo que el común de los mortales. No nos gusta trabajar gratis y agradecemos ganar cuanto más mejor. Somos así. Es la condición humana.


Los exabruptos que se escuchan contra las empresas y los empresarios siguen siendo una muestra clara de la falta de visión de conjunto que tenemos, y de la poca valoración que tiene el esfuerzo y el riesgo de invertir.


Hay que seguir recordando que sin empresas no hay empleo, y sin empleo no hay bienestar. Por eso es fundamental que se cree y se cuide un caldo de cultivo en el que las empresas se sientan protegidas, y esa protección empieza por permitirles realizar su actividad en un entorno estable donde los efectos de cualquier incertidumbre queden minimizados.


Repsol no es la primera y no va a ser la última en tomar decisiones si el contexto no es seguro. Habrá más. De algunas tendremos conocimiento y otras pasarán desapercibidas. Y que nadie olvide que una empresa cunado toma una decisión es irrevocable porque no la improvisa, la medita y la reflexiona mucho antes de acometerla. Una vez tomada no hay voz por mucho que se eleve que la cambie. Cuando una empresa toma una decisión sólo cabe una opción: respetarla.