Pello Otxandiano / LUIS TEJIDO - EFE

Pello Otxandiano / LUIS TEJIDO - EFE

Opinión

¿Es creíble el discurso económico de Pello Otxandiano?

2 febrero, 2024 05:00

Esta semana Pello Otxandiano, el candidato a lehendakari por Bildu, se estrenaba en un foro público en el que se esperaba que hablara de temas económicos. Y no defraudó en este sentido, aunque sí en las formas y el contenido. El que está llamado a disputar la lehendakaritza con el candidato del PNV, Imanol Pradales, leyó su discurso, a veces con dificultades en la parte castellana, y respondió a algunas preguntas más o menos malévolas.

Con gafas que le dan un aire intelectual, carita de niño bueno, chaqueta y pendiente en la oreja para hacer guiños al mismo tiempo a los más serios y a los más revoltosos, se ciñó al guion y apenas ofreció ninguna sorpresa. El tono de su discurso fue aburrido y su jeta no ofreció ni una mísera sonrisa, táctica para captar al público presente in situ y online aparentemente desconocida para "la juventud independentista". Le falta mucho recorrido a este candidato y resulta muy poco convincente. Pradales lo va a tener muy fácil.

Pero vayamos al fondo, que también tiene tela. El discurso económico de Bildu ha evolucionado mucho, como ya adelantamos el año pasado cuando Otegi intervino en este mismo foro y empezó a citar a Mariana Mazzucato, la nueva diva de los economistas de izquierda. El tradicional negacionismo a diestro y siniestro de la izquierda abertzale, que amparaba oponerse a todo aquello que oliera a crecimiento económico, se ha llenado ahora de matices.

El tradicional negacionismo a diestro y siniestro de la izquierda abertzale, que amparaba oponerse a todo aquello que oliera a crecimiento económico, se ha llenado ahora de matices

Los más evidentes son los que rodean a la energía eólica, que en la práctica es la única renovable que se puede implantar en Euskadi a corto plazo. Otxandiano lo reconoció sin tapujos y por partida doble. Primero porque admite que en el País Vasco no somos autosuficientes y cada día hará falta una mayor electrificación y, en segundo lugar, porque admite que los políticos, entre los que curiosamente solo señaló a uno, el actual alcalde de Bilbao, han paralizado las autorizaciones necesarias para colocar molinos en los montes.

Pero luego llegaron los matices. Algunos son de un orden tan teórico y filosófico que recuerdan al gravísimo error que cometió Bildu cuando gestionó la Diputación de Gipuzkoa y se empeñó en obligar a todo quisque a reciclar las peladuras de las naranjas. Tanta exigencia repentina le puso en contra a gran parte de la población, que decidió volver a votar al PNV. Ahora Otxandiano está empeñado en que reduzcamos la energía que consumimos, lo que él llama "eficiencia", y en que encontremos "fórmulas de progreso social más sostenibles".

Es lo que se conoce como pensamiento utópico y que consiste en ofrecer soluciones que hoy no existen pero que la inteligencia colectiva puede hallar en el futuro. Lo que hizo Otxandiano en su discurso es rebotar la pelota de las decisiones hacia el pueblo, que teóricamente elige a sus líderes políticos precisamente para que hagan ese trabajo. Un ejemplo es el de "la economía digitalizada", concepto que repitió varias veces, como si los servidores de Internet no fueran uno de los principales focos de consumo energético del mundo.

Ahora Otxandiano está empeñado en que reduzcamos la energía que consumimos, lo que él llama "eficiencia"

Capítulo aparte merecen las obsesiones de Bildu. Una de ellas es Josu Jon Imaz, el enemigo "negacionista del cambio climático" que curiosamente ahora comparte con el presidente de Iberdrola, el de las corbatas verdes. Si bien es cierto que las instituciones vascas no paran de hacer favores a Petronor y que el CEO de Repsol ha cometido el gravísimo error de llenar la refinería de amiguetes con carné, nadie puede dudar que es preferible tener una empresa que actúa como tractora de nuevos negocios en un país que cada día tiene menos candidatos a tirar del carro.

Aunque Otxandiano no falta a la verdad cuando afirma que el hidrógeno hoy no es viable sin ayudas públicas, es importante seguir invirtiendo en esta tecnología porque mañana las tornas es probable que cambien. Sin ir más lejos, algo parecido ocurrió con la energía eólica. Cuando Gamesa apostó, de la mano de Iberdrola y el BBV, por construir molinos de viento, generar electricidad por esta vía tampoco era rentable económicamente. Fueron las ayudas públicas las que permitieron consolidar en Euskadi un gigante mundial en la materia.

Las otras dos obsesiones de Bildu son el turismo y las empresas públicas. Sobre el primero, que justifica sobre el papel la construcción de un museo en Urdaibai, dejó caer que no era un negocio interesante por tratarse de "economía terciaria". Obvia que el turístico es prácticamente el único sector que crece en Euskadi, donde ya da empleo al 11% de la población. A Otxandiano le encantaría que todos fuéramos emprendedores ecosostenibles y que nuestra economía se basara en "el conocimiento" y las "industrias de alto valor añadido". Pero todo esto son, una vez más, meras utopías que, eso sí, quedan muy bien en el discurso teórico por el que parece haber apostado.