"Una pulsión de cambio", "un proceso involutivo", "autogobierno como palanca de transformación", "propuesta integral sobre Osakidetza", "reconocimiento de nuestro carácter nacional", "soberanía para construir sociedades más igualitaristas", "mandato popular progresista", "gobernanza cooperativa"... Todo lo que decía Pello Otxandiano en el debate de EITB de este martes por la noche consistía en presentar definiciones de conceptos presuntamente rompedores. 

Mediante un tono de profesor con ínfulas de intelectual y con la clara vocación de querer ocupar la centralidad del tablero como favorito que es en las encuestas, el candidato de EH Bildu aleccionaba una y otra vez sobre todos los aspectos debatidos. Profusas explicaciones, argumentos de pretendida hondura y palabras altisonantes se hablase sobre lo que se hablase. La cosa llegó al paroxismo cuando en su minuto final citó a Galileo Galilei, nada menos. Con ese "y sin embargo, se mueve" pronunciado con rictus de estadista, servidor tuvo que contener las carcajadas para no molestar a los vecinos...

En realidad en el debate de EITB Otxandiano no hizo otra cosa que no lleve haciendo toda la campaña y, si me apuran, desde que fue designado como candidato de la coalición que comanda Arnaldo Otegi. Esto es, vestirse de 'maisu' como si estuviera reiventando la política desde una cátedra desconocida y como si el resto -partidos, ciudadanos, periodistas- necesitásemos de sus doctas explicaciones para comprender "el nuevo ciclo político". 

Claro que el hábito no hace al monje. O sea, la americana y las gafas de pasta no lo convierten en intelectual, por mucho que se empeñe. Él mismo y su padre político aseguran que la intención del candidato es "elevar el debate". Gracias por elevarlo, porque estábamos hundidos hasta la llegada de esta mente preclara que nos alumbra.  

Bromas aparte, Otxandiano lo define todo con palabrería biensonante. Pero el terrorismo -sí, terrorismo, con todas las letras- de ETA no, ay, eso mejor que lo definan, expliquen y califiquen otros. Los intelectuales no están para esas pequeñeces, por supuesto.