El candidato Pernando Barrena y el secretario general de EH Bildu, Arnaldo Otegi / ADRIAN RUIZ HERRERO - EFE

El candidato Pernando Barrena y el secretario general de EH Bildu, Arnaldo Otegi / ADRIAN RUIZ HERRERO - EFE

Opinión

De la victoria de Bildu al absentismo electoral del PNV: claves del 9-J

11 junio, 2024 05:00

Salvo sorpresas de última hora que no parece que se vayan a dar, por fin se ha terminado para los vascos y vascas este intenso año electoral 2024, el año en el que más personas en el mundo están llamadas a votar.

La puntilla la pusieron el pasado domingo las elecciones europeas y si bien es cierto que hacer análisis locales de una elección supraestatal con una participación baja, tiene riesgos innegables, el politólogo que os escribe no puede abstraerse de tal tarea.

Como ya digo, cualquier análisis que podamos sacar a nivel local de las elecciones europeas hay que cogerlo con pinzas, pero ya en mi anterior artículo de Crónica Vasca apunté algunas claves a resolver en Euskadi después de este 9 de junio.

La primera era saber cuántos votantes perdía EH Bildu con respecto a las autonómicas para conocer cuál es su nueva base electoral o si por el contrario esos votos son "prestados".

Hagamos extensible esto al resto de partidos del escenario electoral vasco.

En primer lugar, hay que destacar que principalmente la caída de la participación ha afectado a las formaciones de ámbito autonómico. Todo hace indicar que la concentración del voto en el PSOE y PP en España ha favorecido en especial a estas dos formaciones en Euskadi y el PSE aumenta en 74.500 votos los resultados de las autonómicas y el PP tiene un ligero crecimiento de 1.700 votos. 

La caída de la participación ha afectado a las formaciones de ámbito autonómico

Es especialmente destacable que el marco del miedo a la ultraderecha parece favorecer a la opción de izquierda de ámbito estatal más fuerte. Al menos la campaña de Pedro Sánchez ha tenido un buen efecto para los suyos en Euskadi.

Pero vamos a ver qué ha sucedido con las fuerzas de ámbito autonómico, en este caso EH Bildu y PNV. Es importante señalar que la victoria de EH Bildu era hasta cierto punto previsible

EH Bildu tiene en su favor una base electoral más fiel que se moviliza en cualquier cita electoral. Lo importante en esta elección era saber hasta qué punto esa base electoral fiel aumenta. Pues bien, EH Bildu se ha dejado desde las autonómicas hasta el domingo 115.000 votos. No es poco, pero supone un aumento de 50.000 votantes con respecto a las elecciones europeas de 2014 (las de 2019 no sirven de comparativa al haber coincidido aquella cita con unas elecciones municipales).

Por tanto, su base electoral sigue siendo fiel, pero no parece haber aumentado significativamente. La coalición abertzale ha movilizado a su favor un 33,5% menos de votantes en esta cita electoral y solo la bajada de la participación le aúpa a la primera posición. Que no se mal interprete, ganar una campaña europea en el contexto en el que se ha desarrollado esta elección tiene un mérito importante, pero de cara a futuro los soberanistas deben ser capaces de tener un buen comportamiento también en contextos de aumento de la participación.

De cara a futuro los soberanistas deben ser capaces de tener un buen comportamiento también en contextos de aumento de la participación

¿Qué decir con respecto al PNV?

Pues que por fin se termina su "annus horribilis". Los jeltzales se dejan más de 177.000 votos y un 47,7% de los mismos con respecto a las autonómicas. Su campaña no ha sido buena. Decidieron no entrar a la confrontación directa con EH Bildu, utilizaron tibiamente el marco del "freno a la ultraderecha" y no supieron encontrar su mensaje. Es, posiblemente, la peor campaña del PNV en décadas y ni siquiera esos apuntes liberales sin ninguna coherencia les han hecho amortiguar la caída. 

Los jeltzales tienen tres consuelos: sacan un escaño en el parlamento europeo (por los pelos), tienen casi 4 años para recomponen filas y que ha descubierto que no pude mandar a su lehendakari en funciones a hablar de absentismo laboral (de la mano del presidente del SEA) a dos días de la cita electoral, a acusar a su base de votantes de vagancia, porque si lo hacen el absentismo deja de ser laboral y pasa a ser electoral, que es lo que le ha pasado al PNV en esta elección.

De la ausencia de autocrítica de Andoni Ortuzar ya ni hablamos, porque viene siendo una constante en las cuatro últimas citas electorales. Supongo que las reflexiones críticas no son para políticos que, ahora sí, están de retirada.

Es, posiblemente, la peor campaña del PNV en décadas y ni siquiera esos apuntes liberales sin ninguna coherencia les han hecho amortiguar la caída

Para terminar, me gustaría dejar una reflexión final. En esta ocasión como en tantas otras, todos los partidos vascos tienen motivos (algunos reales, algunos ficticios) para celebrar como positivos los resultados electorales. EH Bildu ser la primera fuerza, PSE y PP haber aumentado votos mientras baja la participación, el PNV haber sacado el escaño. 

Para alguien que cree en la idea de democracia y en la idea de una Europa unida como yo, es doloroso ver tantas celebraciones en un contexto general tan negativo. El aumento de la ultraderecha europea no es buena noticia y es la principal noticia. Mal futuro nos espera si los partidos vascos no hacen análisis de conjunto. Por mucho que se perciban como unas elecciones poco importantes, en el Parlamento Europeo se toman decisiones que afectan a toda la ciudadanía vasca y el crecimiento de la ultraderecha nos va a afectar de manera clara. Momento de ponerse las pilas en Europa, señores