Una de las consecuencias más esperadas y que será analizada con más detalle después de las elecciones autonómicas es el papel que puede jugar la izquierda en Euskadi.
Partamos por definir el objeto de estudio que no es más que los partidos de izquierda en el escenario parlamentario vasco y hagámoslo dejando claro que en este artículo, no nos basaremos para delimitar a dicho objeto en las opiniones que tiene cada corriente de la izquierda de sus compañeros de eje, si no en el consenso politológico. Es decir, en Euskadi la izquierda está representada en tres partidos políticos que por orden de importancia serían: EH Bildu, PSE y Sumar o el llamado espacio de la izquierda confederal.
La doble dimensión de la política vasca dificulta un entendimiento en Euskadi entre las dos primeras fuerzas de la izquierda y, que, según la lógica ideológica, deberían encontrar puntos de encuentro para construir una alternativa al PNV, más ahora que el crecimiento de EH Bildu en escaños facilita gobiernos de coalición de mayorías de izquierdas.
Sin embargo, parece que el escenario de unión de estas dos formaciones está alejado si se trata del gobierno autonómico y el PSE prefiere optar por el socio que más poder y estabilidad le otorga. De poco sirve que EH Bildu sea en Madrid uno de los socios de Sánchez (no diré preferente ya que todos los socios de Sánchez son preferentes). La posibilidad de un gobierno de alternativa al PNV pasa hoy exclusivamente por el PSE y por eso, los de Andueza son imprescindibles al nivel del PNV y de EH Bildu en la política vasca.
Parece que el escenario de unión de estas dos formaciones está alejado si se trata del gobierno autonómico y el PSE prefiere optar por el socio que más poder y estabilidad le otorga
Pero ¿qué tiene que pasar para que EH Bildu y PSE puedan formar un gobierno de coalición en Euskadi? Responder a esta pregunta no es sencilla porque en parte la respuesta es más emocional que racional. Tiene que pasar tiempo. Las heridas del conflicto están aun frescas y las reticencias por parte del electorado del PSE a acordar gobiernos con EH Bildu son demasiadas y muy profundas. Los votantes del PSE pueden soportar pequeños acuerdos en ayuntamientos o en el estado para evitar la llegada de un mal mayor, pero en Euskadi, gobernar de la mano de la Izquierda Abertzale son palabras mayores. Evidentemente, lo racional pude pesar más que lo emocional, pero para ello EH Bildu debería dar al PSE una estabilidad institucional que hoy no parece capaz de dar.
¿Qué puede hace EH Bildu al respecto? Esperar a que la base electoral del PSE se rejuvenezca y no tenga tan presente las consecuencias del conflicto, acabar con los titubeos institucionales que han tenido después de las elecciones como las de la elección de su portavoz y centrar su discurso en la unión de las izquierdas y su liderazgo. El peor error estratégico a largo plazo durante la campaña fue tontear con el PNV como partido al que seducir. Eso puede que le diese votos, pero le alejó del gobierno vasco.
El peor error estratégico a largo plazo durante la campaña fue tontear con el PNV como partido al que seducir. Eso puede que le diese votos, pero le alejó del gobierno vasco
¿Qué tenemos que decir del autodenominado espacio de izquierda confederal? No corren buenos tiempos para ese espacio en Euskadi y parece que no van a mejorar a corto o medio plazo. Estas formaciones siguen siendo muy dependientes de las tendencias estatales y en gran medida el descalabro del espacio viene determinado por la confrontación interna y la tendencia a la baja en el conjunto de España.
Algunos pensarán que esto es algo intrínseco a los partidos de ámbito estatal, sobre todo si están en la izquierda más minoritaria, pero la realidad es que no hay ninguna evidencia que demuestre que esto sea así.
Evidentemente la división ha afectado a las dos marcas de la izquierda confederal, pero el error es de largo y es más estratégico. En el espacio faltaban liderazgos reconocibles. Tan solo Miren Gorrotxategi se había labrado unos niveles de conocimiento y aceptación aceptables, pero por lo general los liderazgos del espacio están lejos de los liderazgos del estado o de algunas comunidades como Cataluña o Madrid.
Pero es que, además, el espacio de izquierda confederal tiene un problema mucho más profundo y estratégico. La definición que hacen de ellos mismos es difusa y no han concretado en que consiste esa opción confederal o no lo han hecho con suficiente claridad. Esto en Euskadi es un error mayúsculo. EH Bildu se define como independentista, el PSE como autonomista y el PNV como defensor del autogobierno. Todos tienen claro qué tipo de relación territorial con el estado quieren. Los partidos de la izquierda confederal podrían haberse hecho los abanderados del federalismo y presentarle a la sociedad vasca una propuesta federal concreta. Su mensaje en cuanto a la territorialidad es poco más que un conjunto de afirmaciones nada asentadas en la realidad.
EH Bildu se define como independentista, el PSE como autonomista y el PNV como defensor del autogobierno. Todos tienen claro qué tipo de relación territorial con el estado quieren.
La izquierda tiene que entender que no se puede ir con el mantra de “Somos ciudadanos del mundo” porque no sepas ubicarte en el eje identitario en Euskadi. Las posibilidades de la izquierda confederal pasaban por reclamar la soberanía para los pueblos (como sí hacen las izquierdas americanas) frente al ultraliberalismo y las grandes corporaciones. Darle al soberanismo una perspectiva de izquierdas y para ello reforzar el papel del estado como entre administrativo y regulador de la vida pública, algo que, por cierto, sí ha sabido hacer EH Bildu.
En cualquier caso, el papel de la izquierda confederal en Euskadi ya parece bastante mojado y malas perspectivas de futuro tienen. Convendría dar el paso desde Euskadi y generar un nuevo proyecto que recuperase la ilusión y fuese capaz de atraer nuevas alianzas. Pero repito, desde Euskadi.