Se suele conceder a los nuevos gobiernos un plazo de cien días para empezar a valorar su gestión, y de paso tantear, cómo la percibe la ciudadanía. Pues bien, han pasado cien días, alguno más ya, desde que echara a rodar en Euskadi, el gobierno de coalición PNV-PSE, liderado por Imanol Pradales.
Parece que esos tres meses largos, son ya suficientes para poder entrar en los análisis y hacer algún que otro juicio de valor sobre cómo van las cosas. En esta ocasión, se da además la circunstancia de que el nuevo Gobierno de reciente constitución, y en general el Parlamento Vasco, se ha transformado, con muchas caras nuevas, que presuponen cambios en la forma de hacer política, tal y como la conocemos hasta ahora.
Los nuevos modos ya se fueron anunciando en la campaña electoral, y se han ido plasmando más en las formas que en el fondo, de los diferentes dirigentes políticos.
La campaña de la que pocos nos acordamos, sirvió para fijar posiciones y sobre todo para dejar cristalinas las posturas de las distintas formaciones, en los asuntos que más nos preocupaban y nos siguen preocupando a los vascos y vascas: sanidad, vivienda y educación. Y además, por este orden.
Seguramente pocos recuerdan mensajes que destacaran entonces, al margen de estas tres prioridades, porque capitalizaron un buen porcentaje de los discursos.
Escribía hace unas líneas que además de la valoración del Ejecutivo, los cien días sirven para conocer que percepciones tenemos los ciudadanos, respecto al funcionamiento del nuevo gabinete. A esto ayuda el interesante estudio elaborado por EITB Focus, que a mi juicio, deja algunas conclusiones que merece la pena destacar.
La verdad es que tal vez para un estudiante las notas no sean especialmente brillantes, pero cuando hablamos de política, la cosa cambia
Por un lado las principales instituciones vascas: el Gobierno, las Diputaciones y los Ayuntamientos aprueban, al igual que sus responsables, algunos incluso, rozando o superando el 6 sobre 10. La verdad es que tal vez para un estudiante las notas no sean especialmente brillantes, pero cuando hablamos de política, la cosa cambia.
No estamos acostumbrados a que los políticos lleguen al 5. Sólo hay que revisar las encuestas que se realizan habitualmente para constatarlo. Por ello creo que las notas que se han otorgado son buenas, al igual que las que se dan a las instituciones.
Lo cierto es que es más que probable que los ciudadanos vascos estemos puntualizando de manera muy positiva, el hecho de que en Euskadi no se viva en la bronca constante, como nos tienen acostumbrados los políticos en otras instituciones. Sin duda se agradece que aquí se mantenga el decoro y el respeto, lo cual permite a los políticos dedicarse a lo que de verdad tienen que hacer, que es resolver nuestros problemas.
Parece que la ciudadanía ha acogido con agrado los cambios en el Gobierno vasco y la forma de enfocar los asuntos que de verdad nos importan.
En las últimas semanas, el nuveo estatus para Euskadi se ha convertido en el tema estrella
Se acertó cuando se apostó por entrar de lleno a las cuestiones más sensibles para los ciudadanos. Por eso sorprende que superada la campaña y pasados unos meses, desde la toma de posesión del nuevo Ejecutivo, el gran protagonista del debate sea el autogobierno, el estatuto y eso que ha dado en llamarse el nuevo estatus para Euskadi. El asunto prácticamente ni se rozó antes de que votáramos, seguramente de forma intencionada, y teniendo presente que el tema no se entiende como prioritario por un buen número de ciudadanos. Sin embargo, en las últimas semanas, se ha convertido en el tema estrella.
Sobre este particular también da luz el Focus, y de una forma bastante clara a tenor de las conclusiones que se derivan del estudio.
Preguntados por el autogobierno el 42% de los encuestados aboga por mejorarlo y cuando se interpela por el nuevo estatus, únicamente el 21% se posiciona a favor.
Las conclusiones difieren poco de lo que ya se desprende de análisis anteriores. Un consenso prácticamente generalizado para que se cumpla con el Estatuto y se transfieran las competencias que aún están pendientes, hay quien además entiende que cuanto más se avance en el autogobierno mejor, y finalmente, eso del nuevo estatus que además está por definirse, queda lejos de lo que de verdad interesa.
Tendrán que tomar nota quienes nos gobiernan para no errar el tiro. Buenas valoraciones porque se entiende que se busca encauzar los problemas más antes que después, lo demás parece quedar para la ideología y para el consumo interno.