Por muy lógicas, pragmáticas y racionales que se presupongan, nuestras democracias también tienen liturgias y tradiciones. De hecho, esas liturgias y tradiciones son, en gran medida, pilares fundamentales para entender que sean sistemas que perduran en el tiempo.

Esas liturgias y tradiciones se establecieron hace muchos años y son fundamentales para entender los procesos políticos democráticos.

Posiblemente, la liturgia que más me apasiona y que más interés me despierta es la de los 100 días de gobierno, y me resulta interesante porque, en nuestro contexto político vasco, es la tradición que más se ha variado en relación con su origen.

En nuestra cultura política, los 100 primeros días de gobierno se interpretan como un período de gracia en el que se deja obrar al gobierno entrante sin que haya críticas muy exageradas o exabruptos por parte de la oposición política (como si el resto de los 1.360 días de un gobierno fuese moralmente sano hacer oposición destructiva).

Período de gracia en el que se deja obrar al gobierno entrante sin que haya críticas muy exageradas

En este artículo quiero hacer un ejercicio de análisis no ciñéndome a esta tergiversación de los 100 primeros días de gobierno, sino que pretendo analizar los comienzos del gobierno de Pradales en base al origen de la tradición de los 100 días.

Por tanto, y alejándonos de la tradición del período de gracia, debemos acudir al origen de los 100 primeros días como tradición de las democracias liberales occidentales y esa tradición tiene su principio en el gobierno demócrata de Franklin D. Roosevelt en los años 30 en EE. UU.

Roosevelt entró al gobierno de EE. UU. cuando aún no existía limitación de mandatos y en la mayor crisis económica que sufrió EE. UU. en su corta historia tras el crac del 29. El demócrata desarrolló un intenso programa de reformas estructurales económicas, bancarias y monetarias conocidas como New Deal. De hecho, la primera gran medida de gran impacto social llegó al día siguiente de su investidura con el cierre de todos los bancos en lo que se conoció como el United States bank Holiday.

A partir de ese día otras 15 leyes de gran calado se aprobaron en el período de los 100 primeros días todas ellas orientadas a intervenir de una manera fuerte la economía de EE. UU. para relanzarla y paliar los efectos negativos que tuvo el crac del 29 sobre la población más empobrecida del país americano.

Una oportunidad que tiene los ejecutivos de poner acción a lo que hasta ese momento eran meras propuestas electorales

Por tanto, en origen los 100 primeros días no surgieron como un período de gracia al gobierno, más bien como una oportunidad que tiene los ejecutivos de poner acción a lo que hasta ese momento eran meras propuestas electorales.

Voy a poner un ejemplo más cercano: Tras las elecciones de 2004, José Luis Rodríguez Zapatero tardó solo un día en comunicar y decretar la salida de España de la guerra de Irak.

Los 100 primeros días tiene una importancia simbólica y pragmática. Se establece la agenda y el tono comunicativo del gobierno, genera activación y trabajo dentro de los equipos de gobierno y permite a la ciudadanía evaluar la acción de gobierno en relación con las propuestas electorales.  Además, el gobernante aprovecha el mayor momento de popularidad que tendrá en todo su período de gobierno para facilitar la adopción de medidas y los medios de comunicación, analistas y oposición pueden evaluar la dirección y prioridades del nuevo gobierno.

Bien, una vez fijado el marco con el que analizar los 100 primeros días del lehendakari, veamos cómo van las cosas.

Poner el foco de su acción de gobierno en la mejora de Osakidetza

Antes una puntualización: No sería justo equiparar el gobierno de Pradales con el gobierno de Roosevelt. En primer lugar, porque el americano tenía estructura de estado y el vasco solo de comunidad autónoma (por esto entre otras cosas es importante el debate sobre el modelo territorial). En segundo lugar, para el demócrata, que gobernaba en un sistema presidencialista (y bipartidista), tomar ciertas medidas podría tener mayor facilidad que para el lehendakari que gobierna en un sistema parlamentario donde tiene que negociar y jugar con mayorías y otros partidos.

En cualquier caso, el gobierno de Pradales ha presentado realmente poco a la ciudadanía y no mucho más al parlamento en estos primeros 100 días. Comenzó su gobierno proponiendo un “Pacto para el ejercicio ejemplar de la política en Euskadi” con la cual, si fija posición de partida de cara a su nuevo gobierno y determina la agenda, pero sin que haya propuestas de iniciativas o reformas legales en materia de transparencia, electoral o de vida interna de los partidos vascos.

Donde sí parece haber acertado el lehendakari es en poner el foco de su acción de gobierno en la mejora de Osakidetza. Ante la mayor crisis de credibilidad de toda la historia de la institución de salud, Pradales ha fijado una posición de reforma y, aunque tímidamente, los primeros pasos no se han hecho esperar. Ha propuesto un pacto por Osakidetza a la oposición y ha recuperado el segundo PAC para Vitoria-Gasteiz.

En el tercer tema, la reforma del Estatuto y el consiguiente cambio de relación con el Estado, no sabemos más. Es algo importante y las dinámicas parlamentarias exigen amplios consensos en temas tan sensibles como la reforma del Estatuto. Si además tenemos en cuenta que el debate territorial supone fricciones con su principal socio de gobierno, se entiende el proceder con sumo cuidado.

Al lehendakari le está faltando liderazgo para implementar los cambios anunciados en campaña

No obstante, y a la vista de estos primeros 100 días, al lehendakari le está faltando liderazgo para implementar o al menos proponer los cambios anunciados en campaña y tras la toma de posesión. Si quiere fijar una imagen de gobierno valiente y decidida, la acción no se puede hacer esperar tanto y el propio Pradales debe sortear las dificultades (entiendo que muchas son al interior del PNV).

Roosevelt ganó cuatro elecciones presidenciales siendo el presidente estadounidense que más ha durado en el cargo. Pradales es primerizo y Euskadi estable en su gobernanza, pero si el lehendakari dura en su cargo, no será por su acción de gobierno en estos primeros 100 días.