Hay muchos guionistas de Hollywood que firmarían gustosos el guión (sí, con tilde) para rodar una película similar a los hechos que hoy desvelamos en Crónica Vasca. Un presunto secuestro a punta de pistola en pleno centro de Bilbao. Con mordazas, bridas, amenazas y final inesperado.
Todo ello supuestamente (los tribunales dirán si es así o no) para conseguir un suculento beneficio económico de 180.000 euros que el cabecilla de la trama reclamó después al secuestrado por un presunto incumplimiento de contrato.
Pocas veces un arrendatario habrá empleado métodos así de expeditivos, por decirlo suavamente, para extorsionar a un arrendador. Protegemos el nombre del empresario agredido pero sí desvelamos los nombres de los presuntos agresores al contar la apertura de juicio oral contra ellos.
Entre estos acusados de detención ilegal, amenazas y otros delitos destaca uno de los hermanos Romero, empresarios vascos de éxito sobre los que, a tenor de lo publicado en otros medios, tendremos que seguir escribiendo.
Los hechos que aparecen en el auto que obra en poder de este periódico no tienen desperdicio. Faltan algunos detalles que les explicaremos estos días con la misma intención de siempre: informar sin sectarismos ni miedos ni peajes de tipo alguno.
En Crónica Vasca siempre ha primado contar la verdad le pese a quien le pese. Y eso vamos a seguir haciendo con más historias sobre las empresas, la economía y la política de nuestra comunidad, como siempre, pero también sobre ese lado truculento de la realidad que no sólo existe en las películas.