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Ya tenemos 47º presidente de los EEUU y será Trump quien repita, después de un mandato interrumpido, como máximo mandatario del país americano.

Ahora comenzarán los análisis tempranos, en caliente y de baja calidad que afirmarán contundentemente los porqués de esta victoria tan clara.

Mañana comenzarán los pánicos y tras las manos en la cabeza de algunos, las especulaciones sobre el futuro del globo no tardarán en llegar.

La pregunta pertinente e importante, que nos urge es ¿qué va a pasar? Y para ello debemos entender qué ha pasado.

Los análisis electorales es mejor hacerlos en frío, en bibliotecas y sin ninguna prisa. Sin embargo, ya podemos fijar algunas hipótesis de trabajo.

En primer lugar y rompiendo un mito que se repite después de cada elección: las encuestas no han fallado. Por mucho que a algunos nos apasionen las campañas electorales y pensemos que tiene una influencia determinante, la verdad es que 9 de cada 10 campañas electorales confirman las tendencias de las encuestas al inicio de la campaña. Esto es: las campañas influyen, pero no tanto como pensamos. 

Esto es lo que ha pasado en EEUU. La campaña electoral comenzó en EEUU con el atentado contra Donald Trump en un mitin. Ahí la campaña se empezó a mover e hizo reaccionar a los demócratas que tomaron la difícil decisión de apartar al presidente Biden de la carrera presidencial.

En ese momento las encuestas daban una clara ventaja a Trump. La ventaja se ha confirmado en los resultados. Algunos podemos decir que no hay que fijarse en las encuestas de principio, si no en las del final. Pues más de lo mismo: aunque las distancias se recortaron, Trump llegó con mejores datos y tendencias que Harris.

La segunda hipótesis es que Kamala Harris era una mala candidata. Tal vez fuese mejor que Biden, pero no lo suficientemente buena como para competir en condiciones contra el populismo trumpista.

Una vicepresidenta que pasó el mandato desapercibida y sin pena ni gloria no parece que haya tenido buenos resultados para los demócratas, ni en las presidenciales ni en las legislativas. Kamala ha perdido el voto joven (Palestina como posible desconexión de esa juventud), ha perdido al voto latino y muy posiblemente al voto masculino afroamericano.

Tercera hipótesis: el trumpismo como movimiento político es hegemónico entre los republicanos, no tiene oposición interna, tiene marco para mantener su argumentario y sus fake news y ha trascendido a la institucionalidad y al partido. Del otro lado no hay nada.

Los demócratas no han articulado ningún movimiento que pueda contraponerse al movimiento MAGA y quienes podrían haberlo hecho (el ala izquierda de los demócratas) se plegaron a Biden y a Harris a las primeras de cambio para conseguir cuotas de influencia que, ahora con la victoria de Trump, se van a diluir. La autocrítica tiene que llegar de todos los demócratas, pero en especial de los demócratas de izquierda.

Una vez fijadas las hipótesis, veamos qué es lo que puede pasar.

En mi opinión, el próximo escenario importante para la lucha por la democracia es Europa y no estamos en el mejor escenario de partida posible. Me gustaría poder decir que Europa se divorcia por fin de EEUU y se convierte en un actor relevante en la esfera internacional, discutiendo hegemonías a EEUU y China. Me temo que no va a pasar.

La economía europea puede resentirse del golpe y no solo por la propia victoria de Trump y el aumento de los aranceles

A Europa le faltan liderazgos sólidos. Merkel no está (fue la lideresa que más confrontó con Trump en su primer mandato) y el tándem Macron-Scholz no tiene gobiernos ni liderazgos asentados.

Además, Trump cuenta con importantes aliados en Europa. Meloni, Orban y un crecimiento de la ultraderecha que ya está preocupante descontrolado en multitud de estados.

La economía europea puede resentirse del golpe y no solo por la propia victoria de Trump y el aumento de los aranceles. La posición que tome la nueva administración estadounidense con respecto a China y su guerra comercial puede tener efectos devastadores para la economía europea, si el viejo continente se pliega a los deseos de su hermano mayor.

En cuanto a la guerra de Ucrania, no está claro que vaya a pasar y este politólogo que les habla es muy escéptico con la posibilidad de que la guerra vaya a acabar en los próximos 2 años.

En democracia hay dos máximas: la voluntad popular se respeta y las victorias o derrotas solo duran 4 años

Es más, con la victoria de Trump apuesto por un enquistamiento del conflicto que se mantendría en baja intensidad o en parámetros de guerra fría y que lógicamente sería vendido como un relato de pacificación por parte del nuevo presidente americano.

En cualquier caso, hay que esperar a ver cómo se configura en nuevo gobierno y ver quién es el encargado de gestionar la política internacional de EEUU.

De momento estos son los análisis y conclusiones que podemos sacar. Solo dos últimos apuntes. En democracia hay dos máximas: la voluntad popular se respeta y las victorias o derrotas solo duran cuatro años.

Es lo bueno de este juego, que nunca acaba para nadie y sigue para todos.

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