Ponédselo fácil, por favor
- No merece la pena entrar en el asqueroso rifirrafe político sobre la DANA
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“Lo hemos perdido todo”. Desgraciadamente en los últimos días, la frase se viene repitiendo entre los afectados por la catástrofe sufrida prioritariamente en la Comunidad Valenciana, pero también en localidades de Castilla la Mancha y Andalucía. Lo peor sin duda, la vidas que el agua ha arrancado de cuajo, y la angustia de quienes todavía buscan a los suyos.
Cuando tras una cantidad inmensa de desgraciadas circunstancias, hay una tragedia humana sin parangón, es muy difícil abstraerse de los relatos y la desesperación de quienes lo han perdido todo.
Hará falta mucho tiempo, mucha dedicación y muchísima ayuda, para reconstruir lo que queda y para procurar que quienes ahora están sufriendo tengan la posibilidad de reinventarse personal y profesionalmente.
Hay que ser especialmente sensible con las personas y cada uno de sus dramas. pero también hay que hacerlo con todos aquellos que en ese “lo hemos perdido todo” incluyen sus negocios, sus empresas, su forma de vida y la de aquellos a los que hasta ahora daban empleo
No merece la pena ya entrar en el asqueroso rifirrafe político que vemos pasmados, sobre quién tiene más culpa, cuando claramente ha habido negligencias políticas que han costado vidas, y eso ya no hay quien lo enmiende. Ahora toca ayudar a sanar y a reconstruir.
Y en esa reconstrucción hay que ser especialmente sensible primero evidentemente, con las personas y cada uno de sus dramas pero también hay que hacerlo con todos aquellos que en ese “lo hemos perdido todo” incluyen sus negocios, sus empresas, su forma de vida y la de aquellos a los que hasta ahora daban empleo.
Desgarra escuchar templados testimonios como el de un empresario que teniendo una hamburguesería que funcionaba muy bien, decidió completar su negocio abriendo una carnicería, y generando en total empleo para 12 personas.
Este joven emprendedor y sus socios ahora no saben qué hacer porque sólo queda desastre y barro. Como esta historia hay muchas más enterradas en el barro de las calles y los polígonos industriales.
Necesitan ayuda y la necesitan de forma urgente, entre otras cosas, porque el golpe ha sido tan fuerte, que es difícil pensar con claridad en esas circunstancias. Aprendimos mucho de cómo se podía ayudar a las empresas durante la pandemia, pero también se cometieron errores de gestión que ahora habría que evitar.
Ya se han anunciado paquetes de ayudas para personas y empresas. Eso está muy bien pero con las ayudas debe llegar la inmediatez, la agilidad a la hora de otorgarlas, y la facilidad para obtenerlas.
En pandemia descubrimos el ERTE como un excelente recurso para mantener el empleo en circunstancias extraordinarias, sin embargo, tanto en los procesos de ayudas como en la solicitud de los ERTE, nos comió la burocracia y la falta de recursos humanos de la administración, para hacer los trámites correspondientes en cada caso de forma fácil y rápida.
Así que por favor, si de verdad queremos que los negocios vuelvan a levantarse y que además lo hagan en la medida de lo posible, siendo más competitivos y mejores, eliminemos las trabas que impiden que las cosas se hagan con prontitud y con recursos. El tiempo es clave para activarlos de nuevo.
Que no vuelva a pasar como ya nos ocurrió a las autónomos en pandemia, que invertimos mucho más tiempo en obtener una ayuda que lo que de verdad terminaron dándonos
Que no vuelva a pasar como ya nos ocurrió a las autónomos en pandemia, que invertimos mucho más tiempo en obtener una ayuda que lo que de verdad terminaron dándonos, para luego encontrarnos en muchos casos, con la sorpresa de que por problemas burocráticos había que devolverla. Del mismo modo, que los ERTE puedan tramitarse de forma sencilla es fundamental, para que el recurso no quede inutilizado.
Si de verdad aspiramos a que esas localidades ahora devastadas por el agua se pongan en pie cuanto antes, es necesario que se lo pongan muy, muy fácil, máxime cuando el estado anímico evidentemente no acompaña. Evitemos eso que ya hemos empezado a oír de “dan ganas de cerrar para siempre” o “no tengo ningún motivo para volver a empezar”.
Para empujar a quienes están desolados a seguir emprendiendo, hace falta mucho más que anuncios de ayudas multimillonarias. Hace falta que lleguen cuanto antes donde tienen que llegar, y que sean de fácil acceso. No es pedir demasiado para quienes lo han perdido todo.