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Moncloa y las instituciones vascas acaban de acordar la reforma del Concierto Económico para que Euskadi asuma más competencias fiscales de las que ya tiene.

Gracias a este acuerdo (o por culpa del mismo, según la parte de España desde la que se mire), el País Vasco tendrá más capacidad para decidir sobre catorce impuestos, entre ellos el IVA, dispondrá de autonomía total para decidir en relación al Impuesto sobre la Renta de No Residentes, ampliará su participación en el Ecofin y podrá tener presencia en foros internacionales de la OCDE.

Mientras tanto, los catalanes ahí siguen, tratando de que a ellos también se les concedan al menos algunos de los privilegios de los que ya disfrutamos los vascos en lugar de ser como el resto de los españoles, que es lo que son ahora.

Mientras unos buscan a sus muertos y otros okupan la RTVE para controlarla, el PNV llena la buchaca

Nadie puede dudar de que firmar este acuerdo en medio de la tragedia de la DANA que acaba de asolar la costa mediterránea y mientras las miserias políticas se reproducen ha sido una extraordinaria muestra de control de los tiempos políticos y que el PNV sigue siendo el más listo de la clase. Mientras unos buscan a sus muertos y otros okupan la RTVE para controlarla, el PNV llena la buchaca.

El Impuesto sobre la Renta de No Residentes, que se aplica, como su propio nombre indica, a las personas que no viven en Euskadi pero cobran rentas en la comunidad autónoma, se regía hasta ahora por la normativa española, esa antigualla.

Pero debe borrarse todo resto de normativa española, por residual que sea, para que España tenga menos presencia en Euskadi (y en cada vez más comunidades autónomas), que es una forma como cualquier otra de ser independientes financieramente para luego serlo políticamente, cuando se pueda y siempre que interese.

Así, a partir de ahora, todos los impuestos sobre la renta y el patrimonio serán regulados por las Juntas Generales de los Territorios Históricos, que son los organismos que tienen las competencias fiscales (anomalía que provoca, por cierto, que tengamos todo un Parlamento vasco que decide los gastos pero no los ingresos, a mayor gloria de la foralidad y los derechos históricos).

No hay mal que cien años dure y Euskadi, gracias a este acuerdo, podrá por fin estar presente en los foros internacionales de fiscalidad de la OCDE, aunque formando parte (solo de momento, supongo) de la delegación española

Cómo no, la disposición de esta nueva competencia fiscal servirá para atraer inversiones extranjeras, en este caso al País Vasco, por la vía de las bajadas de impuestos, las deducciones o los incentivos fiscales, que es lo que hacen los liberales económicos y la derecha política desde que el mundo es mundo porque está en su ADN.

Y gracias a la elevación de diez a doce millones del volumen de operaciones que permite a los contribuyentes tributar donde está su domicilio fiscal, habrá más contribuyentes que tributen en exclusiva en Euskadi el Impuesto de Sociedades y el IVA (y menos en el resto de España), lo que hará que el Gobierno vasco disponga de más ingresos (y que el Gobierno de España disponga de menos).

Además, como las demandas "históricas" del PNV solo necesitan tiempo (y un gobierno necesitado) para ser satisfechas, el Gobierno "progresista" de España, al que apoyan progresistas como Junts y el PNV, ha aceptado que las haciendas forales, esa extravagancia que ignoro por qué no se ha trasladado todavía al resto de España, tengan presencia en el ámbito internacional, concretamente en la Unión Europea.

Así, se ha acordado ampliar la participación de las instituciones vascas en varios órganos del Ecofin, incluidos sus Grupos de Alto Nivel y las reuniones plenarias en las que se traten cuestiones tributarias.

Además, no hay mal que cien años dure y Euskadi, gracias a este acuerdo, podrá por fin estar presente en los foros internacionales de fiscalidad de la OCDE, aunque formando parte (solo de momento, supongo) de la delegación española. Y asistirá, porque nosotros lo valemos y España es un arcaísmo, al foro de la OCDE y el G-20, foros en los que se han decidido por ejemplo las bases para un impuesto mínimo del 15% a las multinacionales o en los que se está debatiendo cuál será la tributación en cada jurisdicción de los gigantes de la economía digital, cuestiones ciertamente importantes que deben ser decididas hasta por las instituciones más minúsculas. 

Una cosa es la corresponsabilidad fiscal y otra el vaciamiento del Estado

Asimismo, se ha acordado que Euskadi perciba el 6,24%, porcentaje que recoge el peso económico de Euskadi en el total nacional y que se mantiene milagrosamente invariable desde hace décadas, del Plan de Atención Primaria y Comunitarias del Gobierno de España, lo que supone 11,6 millones, y de las Ayudas Económicas a Víctimas de Violencia Sexual, con 68.000 euros; con lo que nos llevamos crudo año a año, esas son minucias, también es cierto. 

El mantenimiento y la extensión del Concierto Económico vasco y del Convenio navarro, así como la probable aprobación de un sistema bilateral semejante para Cataluña en cuanto Sánchez logre la mayoría para aprobarlo, no es más que la consolidación y la profundización de la confederalización de España, lo cual no hace sino reducir la redistribución de la riqueza y ampliar la desigualdad entre ciudadanos y entre territorios.

No solo no se reforma el Estado Autonómico para corregir las disfunciones y las desigualdades que ya existen sino que se profundiza en la centrifugación de España. Una cosa es la corresponsabilidad fiscal y otra el vaciamiento del Estado. Es ciertamente extraño (y una contradicción política) que, mientras se reclama una Europa más fuerte y más unida (también fiscalmente), se debilite la unidad interna de España y se sigan dando pasos para su desmembración definitiva.