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Con la llegada del frío toca vestir el batín de estar por casa, los calcetines de lana y el temido momento de encender la calefacción. Par evitar el derroche energético y antes de darle al ON de la caldera se suele tirar de manta, zamorana dirán los veteranos, para entrar en calor. A veces, sucede que el edredón en cuestión no llega a envolvernos lo suficiente para mantener el confort. Si tiramos para arriba se descubren los pies y si echamos para abajo se nos enfría la tripa.

Esta incómoda realidad, además es una máxima política que describe perfectamente las dificultades de los gobiernos que necesitan aunar mayorías eclécticas para sacar leyes adelante.

El sainete manta a la derecha, manta la izquierda, arriba y abajo vivido en la Comisión de Hacienda en el Congreso es la representación de lo que supone para un Gobierno estar arropado con la tela justa y no haberse puesto a tejer más metros de acuerdos con tiempo suficiente.

El Gobierno de España está obligado a transponer una directiva europea que establece un mínimo del 15% del impuesto de Sociedades a las multinacionales. Una regulación que iba acompañada en trámite de la Comisión del paquete fiscal sometido a negociación con los distintos grupos que otorgan la mayoría suficiente al Ejecutivo para que prosperen las reformas.

Para el PNV la clave era negociar la concertación de ambos impuestos, para que las Haciendas Forales tuvieran capacidad de modulación del mismo, a fin de no asustar las inversiones de las grandes energéticas con sede en Euskadi y que aportan ingentes cantidades a las arcas forales

En resumidas cuentas, qué hacer con el tributo establecido temporalmente, y que decae a finales de año, a empresas energéticas y a la banca por los beneficios caídos del cielo.

Lo pactado con Junts per Catalunya era mantener el gravamen a la banca como impuesto permanente, mientras declinaba la continuidad al de las energéticas. Para el PNV la clave era negociar la concertación de ambos impuestos, para que las Haciendas Forales tuvieran capacidad de modulación del mismo, a fin de no asustar las inversiones de las grandes energéticas con sede en Euskadi y que aportan ingentes cantidades a las arcas forales. Así, el Ejecutivo se aseguraba por el camino del medio tener el pecho calentito.

Mientras la manta da un tirón en ese sentido, a los grupos de la izquierda no les llega para arroparse los deditos de los pies y le cantan al Gobierno una de Pereza que dice algo así como que con los pies fríos no se piensa bien.

La línea roja para el acuerdo se fija en la permanencia sí o sí de ambos tributos, lo que desembocó en una jornada surrealista de negociaciones en pasillos y recesos de tres horas que se cerró in extremis a la una de la madrugada con el acuerdo del Gobierno, ERC, EH Bildu y BNG para prorrogar durante 2025 los impuestos referidos.

Aún así, la votación de mañana en el pleno no está asegurada. Podemos, cuyos votos también son necesarios, ha advertido de que va a jugar al todo o nada, que las plumas del nórdico tienen que incluir a la banca y las energéticas o no hay manta para nadie.

Ni hoy tomando el café, ni el bus de la tarde este tema es motivo de conversación mundana, soy consciente. No obstante, es sintomático de un momento complicadísimo para el Ejecutivo y la continuidad de la Legislatura. Las dificultades del Gobierno de conservar el calor de una mayoría que le permita legislar son una invitación a morder su yugular desde la oposición para generar un desgaste por agotamiento.

Con la incógnita de lo que ocurra tras la votación en pleno, sabremos si aunque mal avenidos, hay o no una ventana de posibilidad para acordar los Presupuestos Generales del Estado y por lo tanto, maniobrabilidad para la gobernanza

El Partido Popular es muy consciente de la situación de debilidad del Gobierno y redirige su estrategia a que Sánchez sufra derrotas parlamentarias, y de rondón ir pasando página de la nefasta gestión del president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, al frente de la DANA.

Con la incógnita de lo que ocurra tras la votación en pleno, sabremos si aunque mal avenidos, hay o no una ventana de posibilidad para acordar los Presupuestos Generales del Estado y por lo tanto, maniobrabilidad para la gobernanza. 

El pegamento ante una alternativa de Gobierno entre PP y Vox es el único asidero que salva al actual Ejecutivo, pero el combustible de la caldera marca reserva. La duda es si están dispuestos a rellenar el tanque o a que se vacíe por completo.