Cuando comenzaba a escribir esta pieza, el PNV se encontraba en plena batalla interna para elegir un nuevo Euskadi Buru Batzar y decidir la sustitución o la continuidad de Andoni Ortuzar al frente del partido; y, antes de que la termine, Ortuzar ya se ha retirado, por lo que Aitor Esteban, el que era su principal adversario, será el próximo presidente del PNV.
En el fondo, Ortuzar no se ha retirado sino que, ante la irrupción de Esteban, se ha visto obligado a retirarse, y no porque Esteban fuera el favorito para llevarse la victoria, sino porque se ha hablado tanto de la necesaria renovación del PNV que, habiendo otro candidato distinto a Ortuzar, enrocarse en el cargo y alargar el conflicto interno hasta finales de marzo, que es cuando se celebrará la IX Asamblea General, podría alargar el proceso más de lo recomendable y provocar una fuerte división interna, tal como Ortuzar ha reconocido en su carta de despedida.
Así que, finalmente, se propicia un cambio que podría ser más lampedusiano que otra cosa: hacer ver que algo cambia para que nada cambie demasiado. Y se zanja la crisis, que es lo que mejor sabe hacer el PNV.
Andoni Ortuzar es presidente de la formación nacionalista desde que sustituyó a Iñigo Urkullu allá por 2013, antes de que este fuera elegido candidato a lehendakari. Antes ocupó el cargo Josu Jon Imaz, que era otra cosa, quien acabó dimitiendo en septiembre de 2007 por razones personales, que son los motivos que se aducen cuando los reales saltan a la vista.
Entre julio de 1999 y enero de 2008, Ortuzar fue director general de EiTB, momento en el que fue elegido presidente del Bizkai Buru Batzar, la ejecutiva vizcaína del PNV, se entiende que por los méritos cosechados en la dirección del ente público que supuestamente debía responder a los intereses generales de los ciudadanos, incluidos los no nacionalistas, y que terminó convirtiéndose en un instrumento al servicio del nacionalismo.
Hay ejemplos de puertas giratorias semejantes o incluso peores: José Luis Bilbao pasó de ser Diputado General de Bizkaia entre 2003 y 2015 a la presidencia del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas de un día para otro, cuestión que yo mismo llevé al Parlamento Vasco en cuanto se produjo el enjuague, pero a los demás partidos políticos no les pareció tan escandaloso, y se conformaron con levantar una ceja como señal de indignación política, que es lo máximo que pueden hacer algunos.
Ortuzar solo tuvo que aprender euskera para acceder al cargo; Bilbao, ni eso. A sus 62 años, a Andoni Ortuzar no le faltarán ofertas para seguir trabajando tanto como ha trabajado hasta ahora o incluso menos, tampoco vamos a preocuparnos. Así que, finalmente, Ortuzar tira la toalla y se retira de la carrera, por lo que su sucesor será Aitor Esteban.
Olano se retira por el bien del partido y para dar el testigo a Aitor Esteban, que tiene los mismos años que Ortuzar, las mismas ideas y, como él, larga trayectoria política: casi cuarenta años de experiencia
Markel Olano, el candidato guipuzcoano y tercero en discordia, también ha renunciado. Ortuzar, en su carta de despedida ha querido subrayar que era el favorito por la afiliación y no solo por ser bilbaíno, sino porque las bases valoran el trabajo que ha venido realizando, según los datos que el complejo proceso interno venía señalando. Pero se retira por el bien del partido y para propiciar la renovación del mismo y dar el testigo a Aitor Esteban, que tiene los mismos años que Ortuzar (62), las mismas ideas y, como él, larga trayectoria política: casi cuarenta años de experiencia.
Hasta hace unos meses, la duda era si Andoni Ortuzar se presentaría a la reelección, dada la necesidad de renovación que tiene el PNV ante el empuje de Bildu, que ahora únicamente empuja, lo cual es un alivio para los que otrora fueron sus víctimas; la duda es si Aitor Esteban será capaz de afrontar el reto con garantías.
Esteban, actual diputado en el Congreso de los Diputados, deberá abandonar su escaño en Madrid por el régimen de incompatibilidades internas que tiene el partido, así que el PNV deberá cubrir el hueco dejado por Esteban, muy bien valorado por la oposición política y los medios de comunicación españoles, a los que en general el portavoz jeltzale, con su cara de despistado y de no haber roto un plato, cae simpático.
Ortuzar ha venido siendo el más listo de la clase, capaz de pactar con los unos y con los otros, con los afines y con los adversarios
Desde luego, ejerce el papel de nacionalista moderado de la forma que habitualmente suele hacerlo el PNV, que ha venido siendo el más listo de la clase, capaz de pactar con los unos y con los otros, con los afines y con los adversarios, convertido por ello casi en un partido de Estado para los más tontos de la clase.
La IX Asamblea General se celebrará a finales de marzo en Donostia tras un largo proceso que está demostrando ser demasiado largo para los tiempos actuales, otra de las cuestiones que refleja la necesidad de modernizarse que tienen los jeltzales (o, traducido, los partidarios de Dios y la ley vieja).
Pero la verdadera batalla vendrá después, y es la externa: la capacidad que tenga el PNV de rejuvenecerse internamente, sí, pero para salvaguardar sus ámbitos de poder y su fuerza electoral en Euskadi ante la amenaza de Bildu, que parece cala más entre los más jóvenes, a menudo hijos de sus antiguos votantes.
Ahí ni el PSE ni el PP les hacen sombra, lo que es un drama para los no nacionalistas que seguimos existiendo en Euskadi, incapaces de articular una alternativa sólida y creíble al nacionalismo imperante, que no suponga asumir el marco mental nacionalista y los principios que este defiende.
Vox tiene su espacio, sí, pero es más una escisión del PP que otro cosa, y se ubica en la periferia. A nivel nacional los retos son incluso más complejos, con una legislatura en el aire y un panorama electoral incierto, que es, por otro lado, donde el PNV se ha solido mover como pez en el agua, nunca se ha sabido bien si por la inteligencia propia o por la idiotez ajena.
Arnaldo Otegi ha sabido insertarse mejor en los ámbitos juveniles, contactar mejor con los más pardillos y aprovecharse de la ignorancia de la mayoría
Pero el reto es superar en votos y escaños a Bildu, especialmente en el País Vasco, y es esto lo que le preocupa. No es que Arnaldo Otegi sea un chavalillo precisamente, pero Bildu se ha sabido insertar mejor en los ámbitos juveniles, contactar mejor con los más pardillos y aprovecharse de la ignorancia histórica de la mayoría.
Esteban es hijo de castellana y el lehendakari Pradales tiene los ocho apellidos españoles. El primero es independentista confeso pero solo hasta que se alcance la independencia, mientras tanto es diputado en Madrid y bon vivant de la política, lo cual no es precisamente contradictorio.
Pradales es una copia de Urkullu, pero sin serlo del todo. Uno y otro y todos los restantes miembros del PNV seguirán teniendo el mismo objetivo de siempre: que los voten la mayoría porque son los que defienden mejor los supuestos intereses de Euskadi, que casualmente suelen ser los intereses del PNV.