Siempre que me reúno con un partido político, la frase se repite: "Tenemos que llegar a los jóvenes". Lo dicen con una mezcla de urgencia y resignación, como si fuera un reto imposible. Pues bien, aquí va un dato: el 49% de los jóvenes se informa sobre política en TikTok. No en los telediarios, no en los periódicos, no en debates eternos de radio. En TikTok.
Y aún así, muchos partidos siguen creyendo que con subir un trozo de su intervención parlamentaria ya están aprovechando la plataforma. Error. TikTok no es un repositorio de discursos ni un tablón de anuncios institucional. Es un campo de batalla donde solo sobrevive el contenido que realmente engancha.
El problema es que muchos políticos creen que TikTok es un canal más para reciclar sus discursos. Cortan un trozo de su intervención, lo suben y esperan que, mágicamente, la gente lo vea y reflexione. Pero no funciona así.
Muchos partidos siguen creyendo que con subir un trozo de su intervención parlamentaria ya están aprovechando la plataforma
La política necesita algo más que cortes de intervenciones en formato vertical. TikTok premia la emoción, la interacción, el contenido que engancha. Si no entiendes eso, estás perdido.
Lo que más se comparte no es lo más útil, sino lo que más enfada. Las broncas parlamentarias, los discursos polarizados y los momentos de crispación vuelan en visitas, pero a costa de convertir la política en un circo. Y claro, al final el debate político acaba pareciendo más un reality show que un espacio de ideas.
A corto plazo, muchos políticos piensan que esto les beneficia: más visualizaciones, más notoriedad, más impacto. Pero el problema es que este juego tiene un precio. Si todo lo que se viraliza es bronca, los ciudadanos acaban creyendo que la política es solo eso, un intercambio de gritos sin fondo.
El debate político acaba pareciendo más un reality show que un espacio de ideas
Así que, ¿cómo hacerlo bien? La clave no es solo "estar" en TikTok, sino "entender" TikTok. No se trata de soltar discursos, sino de contar historias, humanizarse y conectar con lo que de verdad le importa a la gente. Hablar claro, sin tecnicismos, con humor y con una narrativa que enganche. Los creadores que triunfan en TikTok no son los que más gritan, sino los que mejor cuentan historias y logran conectar con su audiencia.
Porque si tu estrategia en TikTok es subir discursos, estás más perdido que un concejal sin micro en una boda. Hay que ser estratégico: generar contenido que no solo informe, sino que también conecte y haga pensar.
La política en redes no puede reducirse a un concurso de quién tiene el zaska más viral. Se puede usar TikTok para algo más que acumular visitas en vídeos de peleas parlamentarias. La pregunta es: ¿quién se atreve a hacerlo bien?