Movilización contra Trump en defensa de las universidades en EEUU / EFE
La esperanza está en la universidad
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Hace ya muchos años que dejé la Universidad, una institución a la que siempre y de forma vocacional pretendí llegar, y a la que admiro profundamente. Tan alabada como denostada dependiendo del momento, y de a qué universidad nos refiramos, ha sido, es y esperemos que siga siendo, un ejemplo a seguir.
En los últimos días y de forma metafórica la mayoría de nosotros volvemos a las aulas de una universidad que pocos conocemos, pero que sí hasta hace poco admirábamos, hoy lo hacemos todavía más: Harvard.
La reputada Harvard con casi tres siglos y medio de historia y que tiene el orgullo de haber cobijado a 162 premios Nobel, y por cuyas aulas han pasado varios presidentes norteamericanos, se ha plantado ante la administración de Trump. El plante le ha costado de momento la friolera de 2.200 millones de dólares.
El 'pecado', las políticas de diversidad y las críticas estudiantiles ante la matanza de Gaza. La situación es compleja incluso para Harvard que cuenta de momento con fondos suficientes como para poder mantenerse, algo que obviamente, no pueden permitirse otros centros, pero la falta de apoyo económico pasará factura antes o después, a capítulos clave para esta institución, como son las becas o el dinero destinado a la investigación.
El presidente de EEUU, Donald Trump
Acatar a Trump
A otras universidades seguramente les tocará plegar velas y acatar las decisiones de Trump, si no quieren perder la financiación con la subsisten.
La Universidad por el hecho de serlo es un centro de intercambio de conocimiento, de apoyo a la investigación y a la innovación, y por supuesto debe ser un lugar de culto para el apoyo al pensamiento crítico y libre.
Intentar cercenar aquello para lo que la Universidad se creó, es hacerle perder su razón de ser e impedir que cumpla con sus cometidos prioritarios.
La Universidad por el hecho de serlo es un lugar de culto para el apoyo al pensamiento crítico y libre
Agradecemos la actitud de los responsables de Harvard porque son un balón de oxígeno ante políticas y decisiones que muchos ni entendemos, ni compartimos, pero sobre todo, porque suponen una esperanza por pequeña que sea de que todavía hay quien planta cara ante políticas que considera injustas, aunque hacerlo le pase una factura que puede resultar impagable por múltiples motivos.
Harvard es un referente y lo último acontecido sólo es una forma más de rubricarlo, y un excelente ejemplo para cualquier universidad. Las que tenemos más próximas también deben tomar nota de las buenas prácticas que no siempre copiamos, para conseguir también ser líderes en la cuota social que les corresponde.
Pocos negarán que sería bonito que nuestras universidades fueran Harvard, respecto al posicionamiento que esta entidad tiene en el país, posicionamiento que se ha ganado a pulso a lo largo de los años.
La marca de algunas universidades se ha visto degradada por el uso político, un uso al que públicamente se niega Harvard
Aquí sin embargo, la marca de algunas universidades tanto públicas como privadas se ha visto degradada por cuestiones que normalmente tienen que ver con el uso que la política hace de las mismas. Ese uso al que públicamente se niega Harvard.
Es importante recuperar o intentar construir el espíritu primigenio de la Universidad y para eso suele ser bueno acudir a la etimología. Inicialmente el termino se refería a un asociación o foro en el que se protegían los intereses de las “personas dedicadas al oficio del saber”. El concepto se amplió para referirse a la Universidad como “generadora del saber” con capacidad para transformar al hombre y a la mujer, a través del saber y la ciencia.
La encomienda no es baladí. Ese es el origen y el fin último y eso es lo que la convierte en una entidad con capacidad de liderazgo, y en un estamento con poder para cambiar la sociedad. Desgraciadamente no todas responder a este objetivo. Perseguir ese fin último debe ser la prioridad más importante. De logarlo recuperarán no sólo el prestigio, sino su sitio en un entramado social en el que son absolutamente necesarias.
Necesitamos más Harvard, necesitamos rodearnos de Harvard porque ahí está la esperanza.