Podemos discutir largo y tendido sobre si los 1.000 millones de inversión directa para movilizar otros 3.000 millones son suficientes o no. Y podemos debatir sobre si llamar a la cosa "fondo soberano para el arraigo", como todos los partidos hacían en la campaña de las elecciones vascas del año pasado, o rebautizarlo como "alianza financiera vasca", como hace ahora el Ejecutivo vasco.
No parece debatible, en cambio, afirmar que al menos el Gobierno de Imanol Pradales está poniendo sobre la mesa instrumentos para intentar dinamizar e impulsar una economía que lleva demasiados años aquejada de fallos estructurales que parecían (aún parecen) eternos. El intento se agradece. Pero veremos si Noël d'Anjou y Mikel Jauregi, dos expertos sin carné fichados como consejeros, aciertan o no.
La citada hoja de ruta financiera incluye importantes novedades como ampliar el abanico de empresas susceptibles de recibir las inversiones de Finkatuz -ay, el arraigo, tan cambiante- o lanzar el fondo Indartuz.
Y se suma al Plan Industrial impulsado el día anterior y que, como ya sabíamos, pretende movilizar 16.000 millones de euros entre inversión pública y privada. Ambas líneas de trabajo componen básicamente la estrategia de Pradales para renovar la economía vasca durante esta legislatura.
Todo consiste, en el fondo, en utilizar ese concepto tan abstracto de movilizar inversión. O sea, inyectar dinero de una forma u otra. En tiempos 'keynesianos', recetas 'keynesianas'. Nada que objetar, salvo que por ahora, a falta de más detalles sobre esos célebres "proyectos tractores" de Jauregi, en estos planes biensonantes se echan en falta algunas fórmulas más imaginativas o novedosas para atraer y favorecer a las empresas.
Por ahora, ya ha volado más de un año de legislatura y planes haberlos haylos, como las meigas, pero veremos en qué se concretan. Esperemos que no se queden en anuncios grandilocuentes, por supuesto, y que sirvan para cumplir los objetivos que persiguen.
De hecho, como queremos lo mejor para Euskadi, esperamos que lleguen nuevas multinacionales. Esperamos que las grandes compañías que ya operan aquí decidan quedarse y aumentar su presencia. Esperamos que todo ello sirva para combatir la perenne crisis industrial.
Y, puestos a esperar, esperamos que, ya de paso, este conglomerado de ideas sirva para acelerar por fin el despliegue renovable.
En suma, esperamos que con Pradales se arreglen los problemas estructurales que no se arreglaron con Urkullu. Pero ojo, porque yo conozco a más de uno que se murió esperando.
