La brecha salarial no cesa y sigue perjudicando a las mujeres trabajadoras.
La vamos acortando, pero se mantiene. La brecha salarial persiste y como siempre, nos penaliza a las mujeres, que por motivos de lo más diverso, ganamos menos que los hombres.
Los últimos datos hechos públicos por la patronal vasca Confebask, así lo atestiguan. Tras realizar un estudio entre 265 empresas, los datos recogidos nos dejan dos conclusiones claras. La primera es que la brecha salarial media en Euskadi se sitúa en el 9% , y la otra es que la representación de mujeres en los puestos directivos sigue siendo insignificante.
De entrada y como punto de partida, de la muestra con la que ha trabajado Confebask hay unos guarismos especialmente llamativos: en las 265 empresas que han participado en el estudio trabajan 20.000 personas, de las cuales sólo el 26% son mujeres. No olvidemos que en esa muestra están representados todos los sectores, incluidos aquellos que a priori ocupan a más mujeres, como es el caso del comercio.
En todo caso entre los datos de la encuesta, seguramente hay uno que habrá sorprendido a más de uno: la brecha salarial en las empresas industriales es del 3% claramente por debajo del 9% de la media, y muy alejada de sectores como los servicios que alcanzan el 21,5%.
La recurrente pregunta que nos hacemos cada vez que tenemos acceso a estudios de este tipo es ¿por qué se sigue manteniendo esta distancia entre lo que cobramos las mujeres y lo que cobran los hombres? O lo que es lo mismo, ¿por qué persiste la brecha de género?
Es evidente que la negociación colectiva no diferencia por sexo y que los salarios están estipulados mayoritariamente a través de los convenios colectivos, por lo que las explicaciones deben buscarse en otra aparte.
Una de ellas es sin duda el tipo de trabajo que hacemos. Las mujeres nos hemos quedado sin querer, pero así está el tema, con el capítulo de los cuidados y eso aplica tanto en el ámbito personal como en el profesional. La conciliación todavía está muy lejos de ser paritaria y aquí las mujeres optamos por reducir la jornada laboral o por empleos peor remunerados.
Donde realmente tenemos un problema es en nuestro acceso, el de las mujeres, a los cargos de dirección. En este asunto las cifras hablan solas. Las mujeres directivas en la industria son el 13% y en servicios el 21%
Es evidente que todavía hay un largo camino por recorrer en todos los sectores. Seguir con políticas de concienciación en materia de igualdad en la vida personal y laboral, sigue siendo una asignatura pendiente en la que se va avanzando, pero a un ritmo mucho más lento del deseable.
Y donde realmente tenemos un problema es en nuestro acceso, el de las mujeres, a los cargos de dirección. En este asunto las cifras hablan solas. Las mujeres directivas en la industria son el 13% y en servicios el 21%.
No hay ninguna duda de que tenemos por delante un largo camino que empieza en las contrataciones de mujeres y en dar facilidades para que alcancen los puestos directivos. En caso contrario las direcciones estarán desperdiciando talento de especial interés para aportar y contribuir al crecimiento de las compañías.
Es cierto que cada vez chirrían más esas imágenes de empresa o institucionales en las que sólo se ven hombres, esos que inmediatamente se traducen para muchas y muchos como “señoros”. Esas imágenes que responden a la realidad más de lo que queremos creer, llaman la atención pero se dan.
La sensibilidad es cada vez mayor pero no es suficiente, porque en muchos casos esa sensibilidad se circunscribe casi exclusivamente al momento foto, en el que se incorporan mujeres para que no parezca que todo son hombres, porque lo que sí está bastante claro es que da mala imagen
La sensibilidad es cada vez mayor pero no es suficiente, porque en muchos casos esa sensibilidad se circunscribe casi exclusivamente al momento foto, en el que se incorporan mujeres para que no parezca que todo son hombres, porque lo que sí está bastante claro es que da mala imagen.
Eso queridos míos es hacer trampa. Nos hemos ganado el hueco con esfuerzo y trabajo. No pedimos que nadie nos regale nada y además, hemos superado desde hace mucho tiempo el papel de floreros.
Mujeres y sobradamente preparadas hay muchas. Permitirles llegar a lo más alto, no es un regalo, es una cuestión de justicia y si me apuras de egoísmo para quien las contrata, porque tienen mucho que aportar.
Esto no va de favoritismos, sino de que gane el mejor. El mejor o la mejor en el puesto más elevado es una garantía de éxito así que: manos a la obra.