Mujer y empresaria es a veces un binomio complicado.
Combinación complicada. El binomio mujer y empresaria tiene muchas cosas buenas, pero una cantidad de obstáculos en el camino que para muchas mujeres es absolutamente disuasorio.
Hace tan sólo unos días se celebraba el “Día de la mujer emprendedora”, una efeméride más en el calendario, que pasa prácticamente desapercibida como muchas otras, excepto para las que nos sentimos interpeladas.
En mi caso, llegué al mundo del emprendimiento, a convertirme en empresaria empujada por circunstancias adversas. Me había quedado sin trabajo y quienes me estuvieron siempre acompañando me aconsejaron no esperar sentada a que el teléfono sonara en algún momento, y empezar a trabajar por mi cuenta. O sea dejar de trabajar por cuenta ajena con un sueldo a final de mes y hacerlo para mí, arriesgando e intentando salir adelante.
He de decir que en aquel momento seguramente yo era la que menos creía en mí, pero tiré para adelante y han pasado ya la friolera de 15 años. A lo largo de toda está trayectoria como para cualquier otra, ha habido luces y sombras, pero la realidad es que puedo hacer un balance claramente positivo.
Por eso estas líneas además de realistas, ser empresaria no es fácil, pretenden ser un acicate para todas esas mujeres que dudan si llevar a cabo su proyecto o no. Mi consejo es que lo hagan, que no tengan miedo al fracaso, que gestionen desde el primer día la soledad en la que van a encontrarse en muchas ocasiones, y que la descuenten.
Van a faltar apoyos sin duda, al final excepto los verbales, los económicos prácticamente son inexistentes, y además tienden a salir caros, pero a pesar de todo, merece la pena.
Del mismo modo que merece la pena intentar darle la vuelta a la historia y cambiar esos permanentes ratios de que somos pocas las que nos animamos a emprender o a liderar desde la máxima responsabilidad proyectos empresariales. Hoy por hoy desgraciadamente esto sigue siendo una constante y se acumulan en las hemerotecas los titulares que así lo acreditan.
Buena prueba de ello es que cuando se buscan mujeres del mundo de la empresa para participar en cualquier tipo de foro, suelen ser casi siempre las mismas. Si además buscamos referentes en el mundo industrial la situación todavía es más compleja.
Aún recuerdo cuando un conocido en la calle hace ya unos cuantos años tuvo el valor de preguntarme “¿qué tal la empresita esa que has montado?” como si lo mío fuera un entretenimiento pasajero. Esto a un hombre no se lo habría dicho
Ha llegado ya el momento de que creamos en nosotras mismas y por supuesto, de que crean en nosotras. De no hacerlo estaremos perdiendo oportunidades importantes de liderar iniciativas que a pesar de las trabas dan mucha satisfacción.
Además renunciar a ser tu propia jefa o a ejercer puestos de responsabilidad es hurtarle al mercado nuestro saber hacer, que tiene rasgos y connotaciones que nos son propias. Nuestra forma de entender el trabajo, de concebir las ideas y los equipos, de liderar es diferente y complementaria a la de nuestros compañeros.
Aportamos valor añadido a los proyectos. Pero no sólo es eso, es que además es enriquecedor y absolutamente satisfactorio ver que las cosas cristalizan y en algunos casos, incluso sirven como ejemplo para otros.
Emprender, ser empresaria o empresario, no es fácil. Hay que transitar por sendas tortuosas que a veces son absolutamente disuasorias. Sin embargo es esa superación de las trabas la que nos deja las mejores lecciones.
Ser tu propia jefa da mucho vértigo. Es una realidad por la que hemos pasado todas. Encima no tenemos como mujeres empresarias el reconocimiento social que nos merecemos, a veces todo lo contrario.
Aún recuerdo cuando un conocido en la calle hace ya unos cuantos años tuvo el valor de preguntarme “¿qué tal la empresita esa que has montado?” como si lo mío fuera un entretenimiento pasajero. Esto a un hombre no se lo habría dicho. Y sí, los estúpidos y sus estupideces también entran en la ecuación, pero no hay mejor respuesta que demostrar por la vía de los hechos que sigues adelante. Hay veces, que el karma resuelve a favor y en este caso, así ha sido.
Con todo esto y en un ejercicio que pretende ser realista y a la vez optimista, si eres mujer y dudas en poner en marcha tu proyecto, haz todas las valoraciones que la idea requiera y si el mercado te dice que hay hueco adelante, y el año que viene celebraremos juntas el día de la mujer emprendedora.