Durante este mes de mayo, los Batzokis del PNV y las Casas del pueblo del PSE han sufrido más de 20 ataques. Se ha vuelto un goteo constante, y a lo largo de estos días se han sucedido las pintadas mostrando el apoyo a ETA y amenazando a los partidos políticos y a las fuerzas policiales. Todos firmados por la organización juvenil de la izquierda abertzale, Ernai.
Estos incidentes han provocado que se eleve la tensión entre jeltzales y abertzales, y el vicelehendakari primero y consejero de Seguridad del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, ha asegurado que "los mensajes son explícitos y claros, y están organizados en torno al odio. Si eso es delito de odio o no, no nos corresponde a nosotros decidirlo, y la fiscalía o los jueces dirán cómo lo califican".
En este sentido, el consejero de Seguridad ha señalado que quieren "una aclaración" al respecto, ya que, en su opinión, "lo que no se puede es meter mensajes explícitos de odio en las redes y andar en el límite del delito de odio, sin entrar de lleno". "Queremos aclaraciones, porque cuando se dan aclaraciones, todo el mundo sabe cómo actuar, e incluso el que anda con mensajes de odio puede saber cuales son los límites que no se pueden sobrepasar", ha destacado. Por su parte, el portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria también se ha pronunciado y ha pedido a la izquierda abertzale que sea "responsable y cuide de que sus grupos actúen como se debe en democracia".
La reacción por parte de EH Bildu no se ha hecho esperar y su portavoz en el Parlamento Vasco, Maddalen Iriarte, cree que trasladar esta cuestión a la Fiscalía es "un disparate jurídico y político que puede tener consecuencias gravísimas para algunos jóvenes". Se trata de una decisión que "supera todos los límites" ha afirmado Iriarte, que ha añadido que el Gobierno vasco piensa que "mintiendo reiteradamente y atacando a la juventud y al conjunto del movimiento soberanista va a conseguir tapar sus carencias".
La portavoz parlamentaria de Elkarrekin Podemos-IU, Miren Gorrotxategi, comparte esta visión y afirma que es una decisión "que no tienen ningún sentido". "La figura del delito de odio se creo con una finalidad "muy clara y concreta", la cual consiste en "proteger a grupos históricamente minorizados y perseguidos", añade.
Hace unos días, el coordinador general de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi solo mostraba una tibia condena diciendo que está en desacuerdo con que "se hagan cosas" a las sedes de los partidos, sin citar expresamente los ataques con pintura, para a renglón seguido, acusar al propio PNV y al Gobierno vasco de utilizar estos actos violentos de "tinta de calamar para desviar la atención de las cosas relevantes que pasan en el país".
Más de 20 ataques en un mes
Los Batzokis de Altza, Galdakao, Mungia, Elorrio, Ondarroa, Lakua, Algorta, Gernika, Portugalete, Getxo Zaharra, Galdakao, Bedia, Lemoa, Berango, Igorre, San Ignacio, Bilbo Zaharra, Urduliz e incluso la sede principal del PNV en Sabin Etxea han sufrido pintadas a lo largo del mes de mayo. Por su parte, el PSE también han sufrido ataques en sus Casas del pueblo de Barakaldo, Durango, Santutxu, Portugalete, Sopela, Algorta, Deusto y Andoain.
Para el PNV, "lo único que evidencian estos ataques es el largo camino democrático que a estas personas, amparadas cobardemente en el anonimato, les queda por recorre junto a un pueblo que hace tiempo reivindicó el poder vivir en paz desde el respeto mutuo". Denuncian los insultos, amenazas y la coacción que se desprende los mensajes que han aparecido pintados entre las que se leen frases como "Gora ETA", "ACAB", "puto cipayo de mierda", "PNV faxistak" y "PNV lotu txakurrak".