Eneko Andueza ha llegado a la secretaria general de los socialistas vascos con aires de cambio, descolocando abiertamente el tablero político en el que hasta ahora el PNV se sentía muy cómodo.
A la espera de cómo se va a gestionar la estrenada bicefalia que se ha generado con la elección de Eneko Andueza para dirigir el partido y la exsecretaria general Idoia Mendia manteniendo su puesto en el Gobierno vasco, al nuevo líder socialista no le duelen prendas para cargar contra el PNV cuando lo considera necesario, aunque siempre ponga por delante la "lealtad" necesaria a los que todavía son sus socios de gobierno.
El episodio de total descoordinación entre instituciones y partidos vivido el pasado jueves con la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, anunciando junto al consejero Arriola las encomiendas de gestión para el TAV y las entradas provisionales a las capitales, en medio de un gran enfado del alcalde de Bilbao Juan Mari Aburto y la reacción a la polémica de Eneko Andueza, son un buen ejemplo de ello.
"Parece que al PNV le preocupaba más salir en la foto que lo que realmente importaba, que es la llegada del TAV", señaló Andueza. "Parece que algunos siempre tienen que ser los protagonistas de determinadas cuestiones y parece que les fastidia que el liderazgo de determinados proyectos lo lleven los socialistas", indicó.
Lo cierto es que en la polémica de la alta velocidad los socialistas tomaron la delantera al PNV -que quiere el TAV como intercambio de cromos en la negociación presupuestaria-, a diferencia de la transferencia de la gestión completa del Ingreso Mínimo Vital (IMV), que pese a que lo gestionará la vicelehendakari Idoia Mendia, se vendió como fruto de la negociación del PNV con el PSOE para apoyar las Cuentas. Y las discrepancias públicas entre ambos partidos han ocasionado un conato de crisis entre los dos partidos que el propio lehendakari se apresuró ayer a cerrar: "Estamos todos en la misma onda" aseguró Iñigo Urkullu al referirse la polémica de la alta velocidad y reiteró que las relaciones entre los socios de Gobierno son "excelentes en todos los ámbitos".
Explorar nuevas alianzas
Pero lo cierto es que el PSE ha pasado de estar cómodo en su coalición con el PNV a lanzar continuos mensajes que abren la posibilidad a explorar cuando acabe la legislatura otras posibles uniones al margen de los jeltzales, con los que los socialistas gobiernan actualmente no sólo en el Ejecutivo vasco, sino en las tres diputaciones forales y los principales ayuntamientos.
La apertura de Andueza a poder explorar acuerdos con cualquier partido -"en el futuro se verá para qué y no tanto con quién", suele repetir- es una novedad después de un periodo en el que la alianza natural para los socialistas vascos ha sido mirar al PNV, pese a que los nacionalistas, como les recuerda el propio Andueza han compaginado la coalición con pactos en determinadas cuestiones con Bildu.
"Al PNV se le erizan los vellos cuando alguno pone encima de la mesa lo que puede pasar en el futuro", señalaba Andueza, recordando que el partido de Ortuzar, entre otras cosas, "pactó unas bases del ese nuevo estatus con la izquierda abertzale y en ese momento no pasaba nada".
Si en la pasada campaña electoral, el PSE de Idoia Mendia no le dio ni una oportunidad a la propuesta de Elkarrekin Podemos de crear una alianza de izquierdas junto a EH Bildu, el partido que dirge ahora Eneko Andueza no descarta esa posibilidad, lo que es suficiente para descolocar a un PNV pugna con un EH Bildu cada vez más fuerte por hacerse con el control del voto nacionalista y al que una alianza de izquierdas no beneficiaría nada.
Habrá que esperar hasta 2023 para ver si el PSE se lanza a un primer ensayo de nuevas alianzas cuando se decidan los Gobiernos de las diputaciones y de los ayuntamientos.