A medida que se acerca la fecha límite para la ratificación de la reforma laboral en el Congreso aumenta la presión sobre el PNV para que vote a favor de la norma. Y el PNV se deja querer.
La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, viaja hoy a Euskadi y mantendrá un encuentro con el lehendakari Iñigo Urkullu en un momento trascendental en la negociación de la reforma laboral y del traspaso del Ingreso Mínimo Vital (IMV), dos cuestiones que pueden acabar por estar relacionadas.
Los seis votos del PNV pueden ser esenciales para sacar adelante el acuerdo suscrito por el Gobierno con la CEOE, CCOO y UGT, y la ofensiva para que rectifique su postura inicial de oposición le llega al PNV desde todos los ámbitos: desde la ministra que estará hoy en Euskadi, desde UGT, cuyo secretario general, Pepe Álvarez, desveló conversaciones con el partido de Ortuzar en los últimos días, desde CCOO que se reunió ayer mismo con los nacionalistas, y desde su propio socio en el Gobierno vasco, el PSE.
También tiene el PNV presiones desde el otro ámbito, el que le insta a votar que no, capitaneado por los sindicatos ELA y LAB que este domingo llevarán la protesta contra la reforma laboral a las calles vascas en unas manifestaciones en las que también estará presente EH Bildu. Los sindicatos nacionalistas inician hoy una ronda de reuniones con los diferentes partidos y el lunes lo harán con el PNV.
Pero lo cierto es que mientras Bildu se sumaba ayer con ERC, la CUP y el BNG en la escenificación de un frente común en el Congreso para reafirmar su voto en contra de la reforma laboral si el Gobierno no acepta negociar introducir cambios en el acuerdo, el PNV parece ir poco a poco aceptado otras fórmulas que no pasen necesariamente por cambiar el texto firmado por la patronal, y que exige que no se cambie nada para contar con su apoyo.
De hecho, el PNV ha pasado de oponerse radicalmente a aprobar la norma -o desechar abstenerse- si no se incluye una cláusula que proteja los convenios de ámbito vasco, a abrirse ahora a estudiar otros "mecanismos" que puedan hacer a los jeltzales cambiar de opinión.
El propio Ortuzar instaba al Gobierno a tirar de "imaginación y flexibilidad" para buscar una alternativa legal para preservar el marco laboral vasco aunque quede fuera del decreto que tiene que validar el Congreso.
No es la opción preferida por los nacionalistas, pero les permitiría recular en su postura inicial, sobre todo si a la vez se consigue una transferencia rápida e íntegra del Ingreso Mínimo Vital (IMV).
El presidente del PNV ha llegado a fijar la transferencia como una auténtica línea roja en su relación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. "Si no se materializa se irá al carajo", ha dicho.
El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, se refería ayer en Bilbao a la posibilidad de que la protección del marco vasco se desarrollara en una norma diferente al decreto. Aseguraba Álvarez que este tema no se trató en el marco del pacto de la reforma y se mostraba partidario de que hubiera una Ley de negociación colectiva que articulara los ámbitos de negociación colectiva y que el ámbito autonómico sea "un ámbito que tenga mucho peso en la negociación".
"Creo que, en ese contexto, sería bastante mejor que abrir al debate y a la tramitación parlamentaria el decreto", decía, pidiendo al PNV su apoyo a la norma y criticando a EH Bildu por "estar secuestrado" por algunas formaciones sindicales, en relación a ELA y LAB.
Mientras tanto, los sindicatos abertzales intensifican la ofensiva contra la reforma, más allá de las manifestaciones que llevarán a cabo el domingo.
Ayer LAB subía el tono de las protestas al irrumpir en la sede de Adegi como protesta, lo que supuso la condena unánime de toda las organizaciones patronales. Un "asalto" a sus sedes que Adegi afirmaba que "remite a métodos del pasado" que creía "olvidados".
A partir de ELA y LAB mantendrán encuentros con EH Bildu, PNV y Elkarrekin Podemos, para pedir su voto contra la reforma.