El libro 'Héroes de la retirada' (Tecnos) pretende sobre todo hacer justicia a tres personajes cuyo trabajo fue clave en la disolución de ETA político-militar. Se trata del exministro del Interior de la UCD Juan José Rosón y los fundadores de Euskadiko Ezkerra Mario Onaindia y Juan Mari Bandrés. "Porque sacrificaron sus proyectos políticos personales pero consiguieron un bien superior", explica a 'Crónica Vasca' Gaizka Fernández Soldevilla, uno de los coordinadores de la obra.
Este historiador e investigador del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo y Sara Hidalgo coordinan el trabajo exhaustivo de ocho expertos en la materia que narran cómo fue el final de ETA-pm, cómo se llegó a la famosa imagen de los miembros del grupo terrorista bajo la imagen del desaparecido Eduardo Moreno Bergaretxe, alias ‘Pertur’, cómo de ahí surgió el partido Euskadiko Ezkerra, cómo este partido integró a muchos exterroristas y cómo, de alguna manera, se ha llegado a la actualidad.
Porque esta obra, minuciosa y completa, analiza también el tema de las víctimas, el oscuro reverso de este proceso, mostrando no solamente sus trayectorias sino tambien el tipo de justicia al que fueron sometidas y una reflexión sobre cómo restaurarlas. Y, como no podía ser de otra maneram, se analiza la trayectoria de ETA-m, que también pudo haberse disuelto pero optó, en cambio, por asesinar durante otros treinta años.
¿Por qué ese título?
Porque Rosón, Onainidia y Bandrés se comportaron de una forma heroica cuando en el año 82 consiguieron que una banda terrorista dejase de matar. Además lo hicieron sacrificando su proyecto político personal, porque está claro que la ciudadanía no les dio respaldo, pero consiguieron un bien superior, que es la retirada de las armas.
Además de héroes, hay unos villanos de la retirada, esos miembros de los poli-milis que después se pasaron a ETA militar...
Son los intransigentes, los cerrados, los fanáticos... Es el sector que no acepta el pacto de Rosón y Onaindia, que consistiío en la disolución de ETA-pm a cambio de la amnistía encubierta. Son los que deciden volver a los atentados. Hay a su vez dos sectores en ese grupo. Y uno de ellos es el de los 'milikis', con Arnaldo Otegi y Javier López Peña, 'Thierry', entre ellos. Estos solicitaron entrar en ETA militar. Les exigieron que cometieran atentados y que pidieran perdón públicamente. Cometieron atentados como el de la casa cuartel de Laredo y sí, pidieron perdón en público para seguir con el terrorismo.
Hablaba usted de "la amnistía encubierta". ¿Sabremos dentro de unos años algo más sobre el final de ETA de 2011, podrá conocerse algún pacto secreto?
Al final ese tipo de componendas salen la luz, tarde o temprano... En el presente en que estamos no tengo ni prueba ni indicio ni fuentes que avalen algún tipo de pacto.
Libros como el suyo corren tal vez el peligro de ser solo para expertos, para los muy interesados en la materia. ¿Faltan políticas públicas sobre la memoria del terrorismo?
El propio Centro Memorial es una política en sí misma. Una de las actividades que salen de allí son los libros, que son los cimientos de la divulgación, lo más riguroso y académico... Pero también a raíz de ellos hacemos divulgación más didáctica, como los videojuegos, los podcast, las unidades didácticas, las exposiciones... Es compatible hacer una difusión de libros para un público más reducido pero también de herramientas más divilugativas para llegar a más gente, para los más jóvenes. Claro que hay que hacer más cosas, pero repito que el propio Centro Memorial ya es una política y sirve como prevención de la radicalización.
¿Cómo de justa ha sido la sociedad con estos héroes de los que habla su libro?
Creo que en el caso de Onainidia hablamos de un personaje más recordado. Pero sin embargo hay dos personajes, Bandrés y sobre todo Rosón, que han sido olvidados. Rosón quizás fue el mejor ministro del Interior. Le nombraron en el año 80, cuando hubo 132 víctimas de ETA, es decir, en un momento extremadanente delicado. Ni la memoria histórica ni quizás las insituciones han sido justas con él. En cierta medida este libro contribuye a ese recuerdo. No puede olvidarse que consiguieron un logro histórico, que una banda terrorista dejase las armas y sin contrapartida política. Además, abrieron un camino, porque, por ejemplo, Tierra Lliure en Cataluña repitió ese mismo camino para desaparecer.