Los dos principales partidos vascos siguen a la gresca por los presupuestos. Presupuestos en plural, claro, porque en los últimos días la pugna entre PNV y Bildu tiene que ver con las cuentas del Gobierno central, aprobadas con los votos de ambos, y con las del Ejecutivo de Iñigo Urkullu, que también serán aprobadas pero sin respaldo alguno de la oposición, como era fácil de vaticinar.
La paradoja es evidente. Y los motivos son varios. Los dos partidos nacionalistas de Euskadi se ponen de acuerdo -eso sí, por separado, y cada uno con sus logros propios- para respaldar al Gobierno de Pedro Sánchez pero cada vez se lanzan más ataques por la negociación presupuestaria del Parlamento vasco.
Motivos del desaguisado
Para explicar por qué está ocurriendo este desaguisado político hay que tener en cuenta varios factores. Uno de ellos es que en el PNV no ha gustado nada el trato preferente de Sánchez a Bildu al negociar los PGE. Otro es que a los peneuvistas tampoco les ha agradado cómo se han cocinado alguno de esos acuerdos, porque en algunos casos eran materias donde la coalición de Arnaldo Otegi y el Gobierno central han dejado fuera a los jeltzales aunque estuvieran de acuerdo.
La sensación generalizada -y compartida por varias fuentes parlamentarias- es que a nadie le interesaba un pacto en este momento pero a todos les interesaba decir que querían acordar en tiempo de crisis
Y, en tercer lugar, y quizás sea lo más relevante, no puede perderse de vista que faltan sólo seis meses para las elecciones municipales y forales. Y ahí, en la pugna por marcar perfil propio para las elecciones, está la clave del desacuerdo en Euskadi. En realidad, la sensación generalizada -y compartida por varias fuentes parlamentarias- es que a nadie le interesaba un pacto en este momento pero a todos les interesaba decir que querían acordar en tiempo de crisis. Cosas de la política.
Sea sólo por esos motivos o por otros ocultos, el caso es que las acusaciones entrambos no cesan. Dardos que no paran de lanzarse cuando lo cierto es que tanto sus respectivos pactos con Sánchez, por un lado, como su desacuerdo en Euskadi, por el otro, estaban claros desde el principio.
Dardos que no paran
Abrió el fuego el presidente peneuvista, Andoni Ortuzar, el pasado fin de semana, al tachar a la coalición soberanista de "bipolar". Este lunes Bildu lanzaba su propio argumentario como respuesta. Con palabras de sus portavoces tanto en el Congreso como en la Cámara vasca. Palabras que se resumen en acusar a los peneuvistas de mentir y al Gobierno vasco de no querer un pacto real.
Así, el diputado Oskar Matute afirmaba que "lo que dice el presidente del PNV no se ajusta a la realidad: EH Bildu no votó a favor de las partidas de Interior, Defensa y la Casa Real. El PNV, en cambio, sí. Ortuzar pretende tapar con ruido los acuerdos alcanzados".
En esa línea, la portavoz de Bildu en el Parlamento autonómico y candidata a la Diputación de Gipuzkoa, Maddalen Iriarte, exponía que "el PNV tiene que dejar de hablar tanto de Bildu". "Apoyamos los presupuestos de España porque creemos que mejoran la vida de la gente", mientras que en Euskadi "el que falla es el Gobierno vasco" porque la coalición soberanista ha pactado también con el Ejecutivo navarro y "en alguna ocasión" con el propio Gabinete de Urkullu. Un Gabinete que, a su juicio, no tenía "voluntad real" de alcanzar un acuerdo.
Esa misma acusación es parecida a la que han lanzado tanto desde Podemos-IU como desde PP+Cs. Lo cierto es que el Ejecutivo sacará adelante las cuentas vascas con sus votos, los de PNV y PSE, y sin apoyo alguno de la oposición. Algo que, como se ha dicho, es justo lo que se esperaba, más allá de las declaraciones de unos y otros.