Los tiempos frenéticos de la política actual apenas dejan espacio para la hemeroteca. No hay memoria de lo que pasa casi de una semana para otra. Son días difíciles, por tanto, para recordar. Pero lo cierto es que en este 2022 que ahora termina han ocurrido muchas cosas en la política vasca. La principal, quizás, es que Bildu se ha convertido en socio preferente del Gobierno central, con todas las consecuencias que eso conlleva.
Durante los últimos doce meses la coalición soberanista que comanda Arnaldo Otegi ha estrechado más lazos que nunca con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Así lo demuestra, sin ir más lejos, el reciente pacto presupuestario, donde el Gobierno de PSOE y Podemos incluyó numerosos acuerdos con Bildu. Algo que, dicho sea de paso, parecía impensable tan sólo hace un par de años.
Con dicho acuerdo y con otros gestos Sánchez lograba, además, enfadar más de lo que parece al PNV. Porque no puede negarse que al menos en la negociación de las cuentas públicas premió a los abertzales por encima de los jeltzales, si bien ambos siguen siendo socios habituales del Gobierno.
Útiles en Madrid
La cercanía de Bildu con el Gobierno avivó sobremanera la batalla entre partidos nacionalistas por ver quién logra más prebendas en el Congreso de los Diputados. O, dicho de otra manera, cuál de los partidos vascos se vende más y mejor como útil en Madrid para los intereses de los vascos. Esta pelea era, es y será sin cuartel de aquí en adelante, con múltiples escenarios como el reciente a cuenta del "derecho a decidir".
Esa tensión entre PNV y Bildu también se ha producido en Euskadi. Frente al soprendente acuerdo presupuestario que ambos alcanzaron el año anterior, en el 2022 ambas formaciones nacionalistas han vivido a la gresca en casi todos los asuntos, con la excepción del pacto educativo que también suscribieron PSE y Podemos.
Otras batallas
Se trata, al cabo, de una pelea ciertamente lógica, dado que los peneuvistas quieren seguir siendo hegemónicos y los soberanistas aspiran a consolidarse como la única alternativa posible de gobierno. Lo tradicional, al cabo, entre gobierno y oposición.
No se trata, en todo caso, de la única batalla política habida en el País Vasco durante este año que termina.
Los diversos rifirrafes entre los socios de gobierno, PNV y PSE, por un lado, y las cuitas por un mismo espacio político entre Bildu y Podemos, por otro lado, también han animado un curso político que, por supuesto, ha estado condicionado por las elecciones que vienen en 2023.