Familiares de víctimas de ETA asesinadas en la década de los ochenta han compartido este viernes en Vitoria sus relatos y sentimientos del momento en el que los terroristas acabaron con sus seres queridos dejando "vidas destrozadas" y "dinamitadas", que han logrado reconstruir con los años y la distancia, y ahora reclaman que la memoria de lo que ocurrió siga viva.
Los recuerdos de tres de estas víctimas han podido escucharse en el acto organizado por el Gobierno vasco en Vitoria para entregar 52 nuevos Cuadernos de Memoria y Reconocimiento de atentados que no están esclarecidos completamente, mediante dossieres en los que se recoge quiénes fueron, cómo vivieron y cómo murieron, así como material gráfico proporcionado por los familiares con la ayuda de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT).
Adeli Becerra, hermana de Joaquín Becerra, afiliado a UGT y trabajador de Tubos del Nervión asesinado en Amurrio (Álava) en 1980, ha explicado que no hay palabras para comunicar lo que supuso el asesinato de su hermano al que le dispararon 7 tiros cuando estaba acompañado de su madre.
"Nunca se supera"
"Te destroza todo, te destruye todo. Lo vamos llevando, pero nunca se supera", ha señalado Adeli, quien ha defendido la necesidad de que los más jóvenes conozcan lo que pasó, pero desde el escepticismo al pensar que "nunca se van a creer cómo fue y el sufrimiento que se tuvo".
José Ignacio Ustarán tenía 13 años y estaba en su cuarto estudiando cuando tres terroristas llamaron a la puerta, le encañonaron y se llevaron a su padre, perito industrial y militante de UCD también en 1980. Recuerda el "grito desgarrador" de su madre cuando se confirmó el asesinato y como después de "esa noche dramática comenzó una vida diferente" porque los terroristas "dinamitan una familia que salta por los aires". Ha apuntado que el traslado a Sevilla y el tiempo le ha ido ayudando a afrontarlo y ha advertido de que es "fundamental" que la sociedad no olvide lo que pasó, "que entienda lo que pasó" y que la "memoria siga viva" llevando estas experiencias a los colegios.
Por su parte, Ruth Doval no tiene recuerdos propios de cuando ETA acabó con la vida de su padre, Juan de Dios Noval profesor universitario y miembro de UCD, cuando ella tenía 4 años. "ETA me robó conocer a mi padre", señala Ruth.
Su familia también abandonó el País Vasco, donde en la década de los ochenta y hasta entrado el siglo XXI reconoce que el ambiente era muy complicado para las víctimas que sintieron "abandono y criminalización durante años". Ruth asume que ha habido un gran cambio en los últimos años, pero insiste en la necesidad de que haya una condena contundente y clara desde la izquierda abertzale.
Vidas truncadas
Familiares de otras 8 de las 52 víctimas que son recordadas estos Cuadernos de Memoria han escuchado sus testimonios en el Palacio de Villasuso de la capital alavesa en este acto que ha cerrado la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, con un recuerdo de las "vidas truncadas por la sinrazón del terrorismo de ETA" y un deseo de lograr "un futuro con memoria y una memoria con verdad".
"No hubo razón, ni causa política ni no política que justifique su asesinato. No la hubo, no la hay y no la habrá", ha insistido la consejera, quien ha pedido perdón en reiteradas ocasiones por que la sociedad y las instituciones "no supieron estar siempre cerca y acompañar a las víctimas cuando más lo necesitaban". Ha insistido en que el Gobierno vasco quiere "contribuir a la verdad" acompañando a las personas que han sufrido el terrorismo y la violencia, cualquier tipo de terrorismo, porque "todos los asesinatos han sido, son y serán injustos".
"Todas las madres, esposas, hijas y hermanas de víctimas del terrorismo se han preguntado por qué. Han llorado, han sufrido y sufren el mismo dolor. Todas ellas aspiran a un mismo futuro sin violencia y en paz", ha considerado.
La primera entrega de estos cuadernos se llevó a cabo en 2021 a 86 damnificados por el terrorismo de ETA. Elaborados por la Dirección de Derechos Humanos del Ejecutivo autonómico, contienen también una reflexión del lehendakari, Iñigo Urkullu, a través de la que incide en que "mantener su memoria contribuye a evitar que algo parecido pueda volver a repetirse".