El historiador José Antonio Pérez Pérez, que ha coordinado el trabajo más amplio sobre los 50 años de terrorismo en el País Vasco, considera que "nunca va a haber una condena clara, taxativa, del terrorismo de ETA" por parte de la izquierda abertzale.



Pérez ha participado este martes en Bilbao en la presentación del tercer y último volumen del trabajo "Historia y Memoria del Terrorismo en el País Vasco", que abarca desde 1995, cuando se puso en marcha la estrategia de la "socialización del sufrimiento", hasta 2011, cuando ETA decidió poner fin a su actividad.



José Antonio Pérez, coordinador de esta obra, cree que "no se va a oír nunca una condena del terrorismo ni sobre el apoyo que dieron" a ETA quienes fueron su "brazo político", Herri Batasuna, un sector político hoy integrado en EH Bildu.



Pérez, doctor en Historia Contemporánea e investigador del Instituto de Historia Social Valentín de Foronda, considera que no se producirá una condena taxativa porque, para ese mundo político, ETA "forma parte de su propia historia".

Rivera: "Imposible con presos"

El también historiador Antonio Rivera, director de dicho instituto, ha afirmado que "mientras haya un solo preso de ETA en la cárcel, es imposible" que el sector que ahora aglutina Sortu condene el terrorismo etarra.



Ambos historiadores han presentado la citada obra junto al director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, quien ha destacado que, en sus tres volúmenes, con un total de 2.300 páginas, se trata posiblemente del trabajo "más ambicioso que se ha desarrollado sobre el terrorismo en el País Vasco".



Escribir la historia del terrorismo en Euskadi "con el rigor analítico y la metodología científica propia de los historiadores" es, para Florencio Domínguez, la mejor forma de consolidar una memoria pública encaminada a la deslegitimación de la violencia".



Ha destacado que en la obra se tiene "muy presentes a las víctimas del terrorismo, por desgracia una parte fundamental de nuestra historia", y que conocer mejor el terrorismo "contribuye a mantener vida la memoria de las víctimas".



En el tercer volumen, elaborado por 9 historiadores que han recurrido a múltiples fuentes, se aborda, en 804 páginas, el periodo que trascurre entre 1995 y 2011, entre el inicio de la ponencia de la izquierda abertzale "Oldartzen" y el final de la actividad terrorista de ETA con el "cese definitivo de su actividad armada".



Son los años de la llamada "socialización del sufrimiento", abiertos con un aumento del terrorismo callejero y el asesinato en 1995 del dirigente del PP vasco Gregorio Ordóñez.



"Fue una estrategia diseñada al alimón por la organización terrorista y su brazo político, que se repartieron los papeles para acosar a la parte de la sociedad que se enfrentaba a sus actuaciones", ha añadido el director del Memorial.



Domínguez ha destacado que gracias al "valor", "firmeza" y "resistencia" de quienes se vieron amenazados, pero se mantuvieron en sus puestos, "el sistema democrático" no se vino abajo en el País Vasco".



En esa época, como se refleja en el libro, ETA amplió sus objetivos con periodistas, jueces, docentes universitarios y especialmente los cargos públicos y militantes de los partidos constitucionalistas del País Vasco y Navarra.



ETA mantuvo sus atentados contra los Cuerpos de Seguridad y las Fuerzas Armadas, incluyendo entre sus víctimas a agentes de la Ertzaintza, y aumentó la extorsión a empresarios y profesionales.



El libro también hace referencia a las movilizaciones ciudadanas por la libertad de ciudadanos secuestrados, con un antes y un después marcado por el secuestro y asesinato del concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco.



Antonio Rivera ha considerado que el PNV, que gobierna solo o en compañía en la mitad de los ayuntamientos vascos, podría comprar para las bibliotecas municipales los tres volúmenes de esta obra.



Los historiadores han considerado que, aunque las instituciones vascas están "aplicadas" en poner en valor la memoria de lo sucedido, "falta implicación" por parte del Departamento de Educación del Gobierno vasco.



El programa de víctimas en las aulas ofrece datos que "dejan bastante que desean" porque la red educativa pública "no ha terminado de implicarse en estos encuentros y en su mayoría son organizados por centros privados, concertados o religiosos, según Pérez