La tasa de abstención es una de las grandes incógnitas de las elecciones del próximo 28 de mayo. Son ya muchos los políticos que han pedido el voto de los ciudadanos vascos bajo la sombra de la elevada ausencia de votos de las pasadas elecciones autonómicas de 2020, cuando la participación alcanzó mínimos históricos. Andoni Ortuzar, presidente del PNV, hacía al comienzo de campaña un llamamiento a sus votantes porque “no ir a votar castigaba al conjunto de la sociedad”; Beatriz Artolazabal, candidata a la alcaldía de Vitoria también por el partido jeltzale, aseguraba que “la abstención sólo favorece a los extremos”.
Euskadi lleva décadas perdiendo votantes en las elecciones autonómicas y manteniendo la participación en las municipales y forales. Sin embargo, en 2019 se produjo un cambio en esta tendencia, dejando cifras de participación, según el Gobierno vasco, tan bajas en unos comicios municipales como el 59,52% en Bernedo, Álava; el 57,33% en Ezkio-Itsaso, Gipuzkoa; o el 61,81% en la capital de Bizkaia, Bilbao. Localidad en la que impera, según la politóloga, fundadora y CEO de Silvan&Miracle, Eva Silván, una sensación mayoritaria de que el partido que lleva ganando años, y va a volver a ganar es claro: “La ciudadanía necesita incentivos para ir a votar, ya sea compromiso político o con el sistema democrático, porque observa que hay una pugna electoral muy reñida y siente que su voto va a ser útil, por sentimiento de identidad con una agrupación… Cada persona obedece a diferentes incentivos a la hora de decidir si acudir o no a votar”.
Aunque explica: “También tenemos desincentivos, que actúan de freno, como el no creer en el sistema, no sentirse representado, no creer que te vaya a afectar a ti…Y, también, percibir que el resultado está claro y que mi voto no vaya a influir, porque la sensación es tan mayoritaria que frena. Esto es lo que ocurre en Bilbao y Bizkaia, que la gente nota que hay un partido que va a ganar las elecciones y que, es más, cada vez está más cerca de ganar la mayoría absoluta”.
Es importante, incide, saber cómo se distribuye la abstención entre perfiles sociodemográficos, porque “la abstención no es un fenómeno homogéneo, hay diferentes elementos que inciden”. Así, según explica, las personas jóvenes -de entre 18 y 44 años- votan menos y deciden más tarde su voto, los hombres se abstienen más que las mujeres e influye también el tema lingüístico que opera en Euskadi, ya que “la gente euskaldun está más movilizada y tiene más claro su voto”.
¿Favorece a los partidos extremos?
En las últimas elecciones vascas, las autonómicas de 2020, un 52,86% de los vascos no acudió a votar a su colegio electoral más cercano, dejando al descubierto una tasa de abstención histórica. Abstención que, según denunciaron múltiples partidos, solo favoreció a los partidos más extremos, EH Bildu y Vox, que ganaron votantes respecto a 2016. “Esto no es exactamente así. La abstención perjudica a los partidos que tienen su voto menos fidelizado. A día de hoy sabemos que hay dos que lo tienen más sintetizado, es decir, que quienes les votaron en las últimas elecciones les van a volver a votar en 2023. Estos son el PNV y EH Bildu, sobre todo el segundo”, insiste la politóloga.
Son los partidos del eje nacionalista los que tienen el voto más fidelizado. Por ejemplo, con EH Bildu hay municipios que rozan el 82% de fidelización; su votante duda directamente entre votarlo o no ir a votar, no se plantea otras alternativas. “Por lo tanto, la abstención puede perjudicar, aparentemente, a los partidos con su voto menos fidelizado, que son los partidos con el eje más estatal, como el PSE, el PP vasco o Podemos. El PNV no es un partido al que le perjudique la abstención. Tiene el voto muy fidelizado, en Gipuzkoa el 73% de los votantes de 2019, aseguran que les va a volver a votar”, añade.
Mayor abstención este 2023
Tres años después, todo parece indicar que los indicadores no van a variar mucho respecto a las elecciones municipales y forales de 2019 y a los comicios autonómicos de 2020. Eva Silván señala: “Lo que estamos viendo es que la abstención previsiblemente crecerá en las municipales. Además, hay un porcentaje importante de población indecisa, es decir, cada vez la gente decide más tarde qué va a hacer con su voto. En las diputaciones se percibe una menor abstención, porque los territorios pequeños y medianos están más movilizados y esto directamente afecta a las diputaciones, que se nutren de votos rurales y semiurbano”.
Y es que, según el último sondeo sobre previsión de voto del Gabinete de Prospección Sociológica de la Presidencia del Gobierno vasco, la abstención se mantendría en muchos municipios vascos y llegaría incluso a aumentar. Así, en la capital vizcaína alcanzaría un 40,5%, cuando hace cuatro años se situó en 38,19%. Porcentaje de abstención poco superior al que se obtendría en las elecciones a Juntas Generales en Bizkaia, donde subiría de un 34,17% a un 37,5%.
En San Sebastián, la abstención también subiría y se situaría en el 39%, por encima del 34,71% de hace cuatro años. Para elegir diputado general en Gipuzkoa, la abstención se situaría en el 37% frente al 33,35% de hace cuatro años. En el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz alcanzaría el 40%, casi 4 puntos porcentuales más que en los comicios de 2019, cuando fue del 36,7%. Y en los comicios forales de las Juntas Generales de Álava alcanzaría el 39,5%, por encima del 34,7% de las elecciones de 2019.
¿Preocupa la abstención?
La politóloga vasca afirma: “Hay una percepción de preocupación porque se está observando una tendencia al alza. No es una cuestión coyuntural o puntual que podría responder a un hecho concreto. Se ve que la abstención va creciendo y eso preocupa porque cuanto mayor sea la abstención menor representativa es para la ciudadanía la clase política que sale elegida. Porque esta representatividad que se le supone a un sistema electoral, se ve mermada y cada vez es más leve en cuanto es a la diversidad de la sociedad que debería ir a votar”.
El absentismo electoral es directamente responsabilidad de los partidos políticos. “Es una cuestión de oferta y demanda, de las respuestas que da la clase política a las necesidades de la ciudadanía. Hay un problema de desconexión, el ciudadano que no acude a votar es porque no se siente parte de estas elecciones”, concluye. Habrá que esperar, entonces, a este domingo para constatar si la ciudadanía vasca se siente o no parte del proceso electoral.