No será un año fácil. El lehendakari, Iñigo Urkullu, afronta desde ya mismo los últimos doce meses de la legislatura. Y, entre otras dificultades derivadas del ciclo electoral presente, tendrá que superar un escollo más que complicado debido a la creciente conflictividad de los trabajadores públicos

Ese "clima de protesta social" en Euskadi del que se quejaba Andoni Ortuzar como uno de los motivos de la caída en votos del PNV se extiende a gran velocidad entre los funcionarios vascos. Muchos ya están en pie de guerra. Los conflictos en el seno de la Ertzaintza, Osakidetza y Educación apuntan a un camino minado para el lehendakari durante este año que se antoja crucial para su futuro y el de la comunidad. 

Lío en la Ertzaintza

Esta semana ha llegado un colofón inesperado. Porque el conflicto de la Policía Autonómica Vasca se ha encarrilado por unos derroteros tan inesperados como peligrosos. Hasta el punto de que la gran apuesta de las instituciones vascas para este verano, que no es otra que el paso del Tour de Francia, puede verse amenazada por las protestas policiales. 

"Esto es lo que nos faltaba, un problema como este a las puertas del mayor despliegue de seguridad que tenemos que poner en marcha en toda nuestra historia reciente", se quejaba un alto cargo del Ejecutivo autonómico en conversación con este diario.

La sensación generalizada de que el servicio de Osakidetza se está deteriorando puede convertirse, si es que no lo es ya, en uno de los principales problemas para Urkullu

El propio consejero del ramo, Josu Erkoreka, ha exhibido su preocupación durante toda la semana. Preocupación que también ha mostrado el PNV con fuertes críticas al movimiento asindical de la Ertzaintza. La ruptura de dicho movimiento con los sindicatos no entierra un problema que viene de antiguo con el convenio de los policías vascos.

Llueve sobre mojado

Lo cierto es que este extraño conflicto de los ertzainas se suma a otros previos que afectan a los trabajadores de la administración vasca. Sólo hace unas semanas que se recrudecían las protestas acerca de los problemas en Osakidetza. La sensación generalizada de que el servicio de los médicos se está deteriorando puede convertirse, si es que no lo es ya, en uno de los principales problemas para Urkullu. 

Por si fuera poco, el Gobierno vasco tiene por delante la 'patata caliente' más complicada de la legislatura: aprobar la nueva Ley de Educación. Los principales sindicatos de profesores repiten una y otra vez sus críticas al proyecto, todavía en construcción, si bien es cierto que Urkullu cuenta con un sólido apoyo parlamentario, ya que PNV, PSE y Bildu están de acuerdo sobre los principales aspectos del texto. No obstante, el recorrido en el Parlamento vasco de esta ley no se antoja sencillo. 

¿Adelanto? ¿Será candidato?

Esta suerte de terreno sembrado de problemas para Urkullu se antoja más que relevante porque en este año tiene que desvelar dos grandes incógnitas: si habrá o no adelanto electoral y, lo que resulta más imporante para el lehendakari, si repetirá o no como candidato. 

Este diario ya viene contando que en los últimos meses gana enteros la opción de que Urkullu repita frente a lo que parecía un par de años antes. El resultado del 28-M, con el retroceso peneuvista, aviva esa posibilidad. Y lo que ocurra el 23-J, con un nuevo Gobierno central salido de las urnas, quién sabe si con más dificultades para el nacionalismo vasco, también será decisivo para el futuro del lehendakari.