Álava vuelve a erigirse, una vez más, como la provincia más repartida de España tras las elecciones generales del 23 de julio. Y es que el escenario que se presenta en este territorio es bastante singular y ocurre en muy pocos lugares del país. 

Álava es la provincia del País Vasco con sentimiento menos nacionalista y este es un factor clave para que se produzca esa disparidad en el voto y, a su vez, existe poca diferencia entre los partidos, algo que ha vuelto a ocurrir este 23-J. El PSE se ha convertido en la primera fuerza con un 27,65% de los votos. Por detrás, con ocho puntos de diferencia, se ha situado Bildu (19,54%), al que le sigue el Partido Popular con el 17,84%, superando al PNV por 1,22%, de tal forma que queda relegado al cuarto puesto.

Que el PP haya superado al PNV es, cuando menos, un dato muy relevante, teniendo en cuenta que en las pasadas elecciones generales de 2019, los jeltzales superaron por 14.756 votos a los populares, situándose como el partido más votado, mientras que el PP perdió el escaño que tenía tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado. De esta forma, tras el 23-J, cada partido se ha hecho con su escaño por Álava para el Congreso, de forma que todos ellos mantienen el que ya tenían y el PP recupera el que perdió en 2019. 

Una tónica que se repite

Durante años, Álava fue el bastión del PP en Euskadi, siendo el PSE la segunda fuerza más votada y, normalmente, el PNV era la tercera. Una situación muy distinta a la que se da en las otras dos provincias vascas. Bizkaia ha sido y sigue siendo el feudo del PNV y en Gipuzkoa ha irrumpido con fuerza Bildu. En las generales de 2015 se produjo un hecho muy significativo con la llegada de Podemos, que se colocó como primera fuerza y dio un vuelco al habitual tablero. En 2016 no solo lograron mantenerse, sino que mejoraron sus resultados con algo más de 3.300 apoyos nuevos. Sin embargo, en 2019 perdieron fuerza hasta quedar relegados al tercer puesto y colocarse los nacionalistas los primeros. 

Pese a los cambios que se han producido a lo largo de los últimos años, siempre se ha dado la misma tónica en este territorio, donde cada uno de los cuatro escaños ha ido a parar a un partido político diferente. Este es un hecho que en pocos lugares ocurre, si bien, por ejemplo, en Cataluña hay variedad de voto, pero no con resultados tan ajustados entre partidos.