El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, parece convencido de que solo con sus 136 escaños y el apoyo de Vox, Coalición Canaria y UPN, está capacitado para presentarse a la investidura para ser nombrado presidente del Gobierno. Así se lo ha comunicado este martes al rey Felipe VI durante la ronda de contactos, en la que el candidato del PSOE y actual presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, también la ha dirigido su convencimiento de poder conformar un nuevo Ejecutivo.
Sin embargo, pese a que Feijóo se muestra seguro y parece verse capacitado para logar los apoyos que todavía tiene pendiente, la realidad es que más allá de Vox (33 escaños), Coalición Canaria y UPN (ambos con un diputado), el dirigente popular no tiene más aliados dentro del Congreso. Ni si quiera el PNV, formación que con sus cinco escaños sería determinante para Feijóo, se encuentra alineada con los intereses del PP y ha repetido en un sin fin de ocasiones que no formará parte de ninGuna combinación en la que Vox sea partícipe.
De hecho, los jeltzales han repetido varias veces que se encuentran más cómodos con el actual Ejecutivo del PSOE con Sumar, y más allá del rechazo a Vox, en el PNV priman un Gobierno central abierto a negociar temas como el Estatuto de Gernika, el autogobierno y otros puntos que lleven a mejorar todavía más la posición de Euskadi respecto a otras comunidades autónomas.
Mientras, EH-Bildu, que con seis diputados también podría decantar la balanza hacia el PP, no entra ni siquiera en el planteamiento de los populares para alcanzar acuerdos. De manera casi consensuada, ambas formaciones evitan relacionarse, por lo que el apoyo de la izquierda abertzale a Feijóo es algo descartado desde incluso antes de la campaña elecotoral.
Con todo esto, con solo 172 votos asegurados y con el rechazo del PNV, Bildu, y otras tantas fuerzas políticas -cuya suma sería de 178 votos en contra-, el rey a decidido postular al candidato del PP, primando la lista más votada, y bajo el argumento de que actualmente, no hay "una mayoría suficiente para la investidura" que evitara seguir esta tradición.
Sánchez retoma el contacto con el PNV
Por su parte, el pasado jueves, Pedro Sánchez y el Partido Socialista superaron el primer gran obstáculo en el camino para mantenerse como líderes del Gobierno de España. Los socialistas lograron posicionar a Francina Armengol al frente de la Mesa del Congreso junto a otros diputados del PSOE y de Sumar en cuatro de las ocho vicepresidencias y secretarías restantes. Un logro conseguido especialmente gracias al apoyo de los partidos nacionalistas y soberanistas tanto de Euskadi como de Cataluña, que con sus escaños le dieron a los socialistas los votos necesarios para superar este primer examen posterior a las generales.
Así, el apoyo del PNV, EH-Bildu, Junts y ERC supuso un paso fundamental para que Sánchez se pudiera acercar un poco más a reclamar la presidencia del Gobierno. Sin embargo, aunque el actual presidente en funciones está convencido de poder reunir los 176 escaños necesarios para revalidar su mandato -y así se lo transmitió este martes al rey Felipe VI en la ronda de consultas-, nada le asegura que los partidos vascos con representación en la Cámara Baja vayan a darle sus votos.
Así, en los últimos días el portavoz del Partido Nacionalista en el Congreso, Aitor Esteban, ha insistido en que el apoyo de los cinco diputados jeltzales al candidato del PSOE estaba todavía pendiente de decidir. Y de hecho, según confirmó el portavoz nacionalistas, hasta la mañana de este martes el PSOE no se había puesto aún en contacto para invitarles a negociar.
Finalmente, según anunció Esteban en la Sexta, "alguien con responsabilidades importantes", llamó a los jeltzales para dirigirles la intención del PSOE por retomar un contacto que se había visto parado desde la composición de la Mesa del Congreso. Sin embargo, los jeltzales, convencidos de que esta ronda de contactos era muy precipitada, avisan de que su voto no es gratis y de que el hecho de aceptar reunirse no garantiza que las negociaciones desemboquen en "un resultado satisfactorio".
Sobre todo porque en el PNV son conscientes de que su apoyo está especialmente cotizado, y aunque han repetido en numerosas ocasiones que no votarán en favor de un gobierno del PP por la relación de estos con Vox, hay cuestiones como el encaje territorial, el traspaso de competencias, u otras leyes planteadas por los socialistas, en las que el PNV choca y que deberán solucionarse para pactar una futura investidura de Sánchez.