Arnaldo Otegi, el actual coordinador de la coalición soberanista EH-Bildu, puede llevar varios años alejado de la primera línea política en lo que a la actividad parlamentaria de Euskadi se refiere, pero sigue siendo el rostro más reconocido de la izquierda abertzale y el dirigente del segundo partido con más representantes dentro de la Cámara vasca. Esto, sumado a su amplio recorrido como referente del soberanismo vasco, recientemente al frente de EH-Bildu -partido del que es coordinador desde 2017-, y antes como máximo dirigente de Sortu, le convierten en todo un perro viejo dentro de la política vasca.
Por eso, cuando Otegi anunció este martes su intención de presentarse como candidato de Bildu a las elecciones autonómicas, no lo hizo fruto de la improvisación, sino consciente del efecto movilizador que esto puede tener entre los votantes de la izquierda abertzale. El dirigente soberanista afirmó que él "no tiene especial interés u obsesión" por encabezar las listas de su partido, pero al postularse ya como posible candidato -y previsiblemente el que acabe concurriendo en las elecciones-, se convirtió en el primero de los grandes dirigentes políticos vascos en abordar directamente este tema.
Lo hizo sin tapujos e insistiendo en que tendrán que ser las bases de la formación abertzale las que avalen su candidatura, pero lo hizo consciente de que no falta tanto tiempo para las elecciones autonómicas -sobre las que todavía no se conoce una fecha exacta-, y de que EH-Bildu ha ido cosechando grandes resultados en los últimos periodios electorales. Lo que a Otegi le permite, incluso, soñar con un posible sorpasso al PNV.
Un Urkullu cauto ante el optimismo de Otegi
Los jeltzales por su parte, todavía no han dado pistas sobre si el actual lehendakari, Iñigo Urkullu, se presentará para intentar ser reelegido -en la que sería su cuarta candidatura y le convertiría en lehendakari por tercera legislatura consecutiva-, o si la formación Nacionalista apostará por un nuevo candidato o candidata que sirva para reformar y actualizar la imagen del PNV en unos elecciones que se prevén más que ajustadas.
De hecho, el lehendakari, al ser preguntado este martes sobre sus intenciones para las próximas autonómicas, señaló que debe ser la dirección del EBB del PNV la que decida sí él debe volver a presentarse, y que por ahora no es tarea suya "hacer conjeturas". Sin embargo, aunque Urkullu dice no haber reflexionado lo suficiente para darle a su partido una respuesta concreta sobre sus posibles opciones de cara las autonómicas, tanto él como la formación jeltzale, conscientes del tirón electoral de Otegi-, deben pensar en posible sustituto con la misma capacidad de Urkullu para atraer al electorado vasco.
Mientras, el resto de los partidos políticos representados en el Parlamento o con aspiraciones de integrase en él, como podría ser el caso de Sumar si finalmente optan por seguir la misma vía que en las generales, tendrán que ir pensando en revelar a sus candidatos -si los tienen elegidos ya-, por lo menos para descubrir cuanto antes cuál el recibimiento que estos tienen en el debate social.
Con esto, en el PSE-EE tendrán que confirmar si finalmente es Eneko Andueza quien trate de recuperar el liderazgo de los socialistas en Euskadi, como ya hizo el exlehendakari, Patxi López, en 2011, o si apuestan por otro perfil que les de un tirón electoral todavía mayor con el que, por lo menos, igualar los resultados del pasado 23-J, donde los socialistas fueron la primera fuerza política de Euskadi.