Puede que el lehendakari, Iñigo Urkullu, no haya concretado todavía la fecha en la que se llevarán a cabo las elecciones autonómicas vascas del próximo 2024, y puede que tampoco haya despejado la incógnita de si se presentará a la reelección en esos mismos comicios -la cuarta en caso de que saliera ganador-, pero la sensación que se vivió este jueves en el pleno de política general del Parlamento vasco fue casi de una precampaña electoral.
Como es habitual, el lehendakari realizó un discurso al inicio de la sesión donde, como cada año, dio cuentas de su gestión hasta la fecha y explicó los objetivos de su Gobierno para el curso venidero. Sin embargo, esta intervención, valorada como "autocomplaciente", para la mayoría de grupos políticos, se asemejó más a un discurso propio de un mitin electoral que a una declaración institucional o un resumen crítico de su mandato.
Incluso los propios grupos de la oposición notaron este tono electoralista y, conscientes del escaso tiempo que queda hasta las autonómicas -que podrían celebrarse el 9 de junio, coincidiendo con las elecciones europeas-, decidieron adaptar sus intervenciones a este tono propio de una campaña electoral.
Así, mientras Urkullu hacía gala de los logros de su Ejecutivo durante los últimos tres años, llamaba a defender el autogobierno y el Estatuto de Gernika, y pedía al resto de formaciones que dieran su brazo a torcer para sacar adelante determinadas normas pendientes "con el mayor consenso posible", y sin tirar "del rodillo del Gobierno"; el resto de partidos trataban de guardar distancia con el PNV, al que ven -incluso desde el PSE-, como el principal rival a batir en las autonómicas.
El lehendakari, al ver el modo en el que intervenían los portavoces del PP, EH-Bildu, PSE-EE y Elkarrekin Podemos, llegó a bromear con el secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, al que, tras un discurso bastante reivindicativo y rupturista con los jeltzales por parte del socialista, le recordó que todavía faltan muchos meses para las elecciones, aunque este insistiera en hacer campaña desde ya.
Todo esto deja una clave fundamental, y es que durante los próximos meses, el Parlamento se va a convertir no solo en el gran altavoz y espacio de la democracia vasca, sino también en una plataforma perfecta para que los partidos políticos de Euskadi compartan, de manera más o menos sutil, sus propuestas para los comicios, y traten incluso de echar por tierra algunas de las iniciativas del resto de grupos con tal de alcanzar algún beneficio electoral.