Hace veintipico años, José Luis Gutiérrez tuvo un sueño. A diferencia del de Martin Luther King, el suyo no se quedó en mera aspiración. Este hombre innovador y comprometido con el medioambiente creía firmemente que debíamos dejar el planeta mejor de lo que lo habíamos encontrado. Así que se armó de literalidad y convirtió el anhelo en empresa. Una de las buenas, dentro de un sector tradicionalmente contaminante y ultra competitivo. Desde entonces, A&B Laboratorios de Biotecnología se dedica a elaborar y vender productos químicos y biológicos de uso profesional con bajo impacto para el medioambiente y las personas que los emplean. Ya es una marca referente a lo largo de más de 20 países, en alimentación, industria y limpieza. Y además, profeta en su tierra.
“Las pymes somos claves para el crecimiento económico de este país, sobre todo para un crecimiento sostenible. Aún seguimos mirando los aviones cuando salen con la mercancía para el norte de Europa y nos preguntamos por qué se habrán fijado en una empresa de 24 personas afincada en Vitoria. Será que algo estamos haciendo bien. Las pymes debemos cuidar la calidad y sostenibilidad del producto, pero también dar confianza al cliente, trabajar en clave de mejora continua, tener una dirección compartida dentro de la compañía, con personas y valores alineados, un equipo satisfecho y crear marcos de colaboración con otras pymes”. Esto lo dijo el director de Calidad de A&B Laboratorios de Biotecnología, Jon Kepa Izaguirre, el pasado lunes en Artium. La sala estaba llena de trajes y corbatas. Y de gente comprometida.
Allí tuvo lugar un momento importante para los agentes económicos de Euskadi que llevan tiempo haciendo las cosas de otra manera: el acto de presentación de la Alianza Vasca por los ODS. Hablamos de una iniciativa suscrita por 55 entidades volcadas en bajar a tierra la Agenda 2030 que aprobó la Asamblea de la ONU en 2015; o sea, el plan de acción que busca erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad a través de 17 objetivos de desarrollo sostenible y 169 metas. Algunas organizaciones locales ya han incorporado los ODS a sus estrategias de negocio, a su cultura corporativa. Otras están en ello. “Las herramientas existen. Necesitamos responsabilidad”, subrayó Izaguirre.
Los 55 agentes impulsores de la Alianza forman parte de Guneak, un espacio participativo desde el que colaboran en proyectos piloto, divulgan otras formas de empresa y sirven de estímulo para todos aquellos entes que aún giran en la rueda del hámster. A su vez, Guneak forma parte del Foro Agenda 2030 Euskadi, “una estructura interinstitucional y social para la gobernanza multinivel y compartida de los ODS”. Al frente está el lehendakari. En la comitiva, Gobierno vasco, las tres diputaciones forales, Eudel, los ayuntamientos de las capitales, las tres universidades, las entidades del tercer sector y representantes de clústers y centros tecnológicos.
Dentro del Foro hay mucha gente, pero es en Guneak donde bullen las ideas. De ahí surgió, en colaboración con la Secretaría General de Transición Social y Agenda 2030, la propuesta de crear la Alianza Vasca por los ODS. Los 55 implicados son conscientes de que Euskadi carece de influencia para modificar todas esas decisiones internacionales que parecen diluir la Agenda 2030 en una carta de buenos deseos por año nuevo, “pero tenemos capacidad de actuar en nuestro ámbito de competencia, asumir compromisos y tomar la iniciativa en aquello que dependa de nosotros y nosotras”. Es poner en práctica la perspectiva del catalejo, actuando de lo local a lo global.
Por eso confeccionaron la Declaración: “Para un Contrato Social Agenda 2030 Euskadi”, sobre la que se articula la Alianza. Incluye cinco compromisos y cinco implicaciones prácticas: reforzar la colaboraciones entre las organizaciones y de éstas con las instituciones, implementar los ODS en la gestión de cualquier entidad, divulgar la Agenda 2030 con más participación e implicación ciudadana, promover los principios de solidaridad e internacionalizar la experiencia vasca. Esto último tendrá miga, porque hace ahora un año Naciones Unidas decidió ubicar en el País Vasco la sede global del Secretariado de la Coalición Local 2030.
La Declaración es la llamada al deber. Pero hacía falta algo más. El resultado se llama: “Guía para desarrollar la Agenda 2030 en empresas y organizaciones”, elaborada mano a mano entre Guneak y Euskalit. Este documento ofrece a todo tipo de entidades la posibilidad de incorporar a su gestión interna el compromiso con los ODS en tres posibles fases: aproximación, iniciación y profundización. Lo plantea desde una pregunta básica: “¿Por qué es importante el compromiso de empresas y organizaciones con la Agenda 2030?”. Y responde con tres argumentos: por solidaridad, por inteligencia y por interés propio.
Obviamente, no se pueden esperar milagros a partir de la aplicación de una guía. El propio lehendakari reconoció que “la Agenda 2030 no es una varita mágica”. Y las pruebas lo demuestran: a partir de la pandemia y la guerra en Ucrania, el pronóstico de cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible de aquí a siete años ha empeorado. “Sin embargo”, continuó Iñigo Urkullu, “los ODS han demostrado ser la esperanza de un mundo civilizado que es capaz de colaborar en pos de transformaciones indispensables como el fin de la pobreza, la igualdad o la respuesta al cambio climático”.
Los discursos institucionales siempre resultarán grandilocuentes y biensonantes, pero la Alianza Vasca es la demostración palpable de que los ODS sirven para algo. O, al menos, de que cada vez hay más ejemplos de buenas prácticas en Euskadi. Cuando A&B Laboratorios se puso en marcha, la “sostenibilidad” era un concepto marciano en gran parte del tejido empresarial. Ahora, allá donde el equipo comparte experiencia, encuentra cómplices y reconocimientos.