Euskadi y Galicia son dos lugares muy diferentes. Pero políticamente tienen algo en común: el auge del nacionalismo de izquierdas. El gran éxito del BNG este domingo en las elecciones gallegas puede repetirlo e incluso mejorarlo EH Bildu en los próximos comicios vascos. Algo que, sumado a la debacle socialista, convierte la cita electoral de nuestra comunidad en un examen para Pedro Sánchez y que, por ello, obliga al PSE a marcar más distancias todavía con la coalición abertzale.
El resultado de las elecciones gallegas es un enorme varapalo para el PSOE, en general, y para el presidente del Gobierno, en particular. Porque la formación socialista que lidera el candidato José Ramón Gómez Besteiro es la gran perdedora de la noche electoral. Ha retrocedido sobremanera en votos y en escaños. Un retroceso que ha servido para que el BNG se consolide como segunda fuerza política y sea ya la única alternativa real al PP en tierras gallegas.
Estas elecciones de Galicia se habían planteado como una suerte de match ball para el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, expresidente de la Xunta y que en caso de perder la mayoría absoluta en su tierra podría quedar seriamente dañado. No ha sido así. Porque su sucesor, Alfonso Rueda, ha logrado mantener el poder. Por tanto, el desliz de la dirección nacional del PP vasco tuvo la pasada semana al filtrar su acercamiento a la idea de indultar a Carles Puigdemont, algo que ponía en duda su postura frente a la amnistía, no ha sido relevante en las urnas.
¿Y cómo afecta lo sucedido en Galicia a lo que se avecina en Euskadi? La respuesta a esa pregunta suena enigmática y puede ser interpretable, claro, pero parece evidente que los socialistas vascos tienen que seguir marcando perfil propio y alejándose de EH Bildu, como ya están haciendo su candidato, Eneko Andueza, y sus compañeros de filas, como Denis Itxaso, que este mismo domingo marcaba distancias con la coalición abertzale en una entrevista con este diario.
Igualmente es palmario que las elecciones vascas serán un duro examen para Sánchez. Porque en la primera cita electoral tras conservar el Gobierno de España merced a sus pactos con los nacionalistas, y amnistía mediante, ha sido un batacazo histórico. En Euskadi, donde el PSE ganó las últimas generales, podrá redimirse o seguir hundiéndose.
En otro orden de cosas, este resultado en Galicia debería servir a Podemos y Sumar para que reflexionen sobre si en Euskadi deben sumar fuerzas, como les piden desde su propia militancia. Porque a la vista está que concurrir por separado es una malísima decisión para ambas partes.