Iñigo Urkullu relevó al socialista Patxi López en Ajuria Enea con la economía en un punto de inflexión. Que el de Alonsotegi haya podido lucir perfil gestor y presentar una mejoría general del cuadro macro de Euskadi tiene mucho que ver con esa curva ascendente de la actividad que arranca en 2013 una vez queda atrás la crisis global desatada por el ladrillo.

Con el parón lógico por la pandemia de covid, al que ha seguido una rápida recuperación, los tres mandatos de Urkullu han dispuesto de un viento de cola en lo económico que cuanto menos ha contribuido a dar color a los principales indicadores. Uno de los de mayor impacto social, el paro, ha bajado en una década del 16 al 6% con más personas trabajando que nunca. Pero es que además Euskadi ha manejado en la parte final de la era Urkullu cifras de récord en otros valores clave como la recaudación fiscal o las ventas de empresas al extranjero.

No parece que Imanol Pradales vaya a nadar en las mismas aguas, no al menos en estos compases iniciales de su primera legislatura. El de Santurtzi no es ajeno a la gestión empresarial, un área en la que se manejó en sus inicios en la Diputación de Bizkaia, pero hoy en día la evolución económica depende enormemente de lo que sucede fuera. Y en el panorama internacional, sobre todo en Europa, hace tiempo que se masca una desaceleración que ya empieza a asomar en la radiografía de Euskadi.

Con un arranque de primavera tan ajetreado en lo político por las elecciones y, en el caso de Bizkaia, en lo social y deportivo, han pasado desapercibidas algunas señales que dan a entender que la curva ascendente de los últimos años tiende a aplanarse.

Cadena de montaje en la fábrica de Mercedes Vitoria / CV

Rebaja de previsiones

El crecimiento del PIB el año pasado se desinfló por debajo del umbral del 2% y, aun así, puede considerarse que la economía vasca salvó el tipo en un contexto de gran incertidumbre. El Gobierno vasco había anticipado una cierta mejoría para este año pero el gris arranque del ejercicio obliga a Pedro Azpiazu a despedirse del departamento de Hacienda y Economía con una rebaja de las previsiones, hasta el 1,9%. La mayor parte de estudios y análisis esperan un crecimiento algo más tibio, en torno al 1,5%.

Se espera aun así que el mercado de trabajo continúe en buena línea aunque el crecimiento de los ingresos de las tres haciendas será probablemente menos sólido que en 2023. No hay que olvidar en ese sentido que PNV y PSE iniciaron contactos para avanzar cambios fiscales en el seno de los tres gobiernos forales y reforzar los ingresos, aunque apenas se han dado pasos hasta ahora.

El apartado más preocupante para el nuevo gobierno que encabezará Pradales será el industrial, con algunos de los grandes tractores vascos en una coyuntura delicada por la debilidad de la demanda. Por un lado está por resolver el futuro inmediato de grandes compañías como Siemens Gamesa, las plantas de Celsa o, con más margen de maniobra, la reconversión de Petronor. En este último caso la transición hacia las renovables será uno de los grandes retos de las próximas legislaturas.

Pero es que además las exportaciones llevan tiempo dando tumbos por el enfriamiento de las economías europeas, en especial la alemana, lo que compromete los pedidos principalmente del sector industrial.

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