Poco después de que Unai Sordo (Bilbao, 1972) se comprometiera a responder las preguntas de este medio en el marco del Primero de Mayo saltaba la sorpresa. Pedro Sánchez dejaba en el aire el futuro de España y desde CCOO, como desde todo el flanco político-sindical progresista, se veía en riesgo la continuidad de una línea política que, más o menos, se aprueba. Tras un fin de semana de incertidumbre, a las 11 de la mañana de este lunes Sánchez se declaraba dispuesto a continuar en Moncloa y cinco horas más tarde tenía lugar esta entrevista.

¿Entiende el movimiento de Sánchez?

Es una sensación extraña, la situación ha sido inédita. Todo apunta a que ha sido una crisis personal que, claro, podía tener consecuencias enormes para el país en base a parámetros que normalmente no se analizan en política. Lo mejor es que la continuidad de Sánchez garantiza la normalidad institucional y da continuidad a la legislatura, eso es bueno. Ahora creo que se deben acometer reformas para mejorar pautas del funcionamiento democrático que son francamente mejorables.

¿A qué se refiere? ¿A la Justicia, a los medios de comunicación...?

El movimiento de Sánchez es la expresión de un problema que viene de atrás. Es una actuación recurrente de una parte de la judicatura, a través de instrucciones que luego quedan en nada, que ponen en la picota a muchos responsables políticos de la última década, sobre todo los últimos cinco años. Estas causas, que luego se archivan una detrás de otra, dan lugar a tertulias y polémicas que condicionan el debate público. Ha habido muchas actuaciones judiciales con un evidente efecto político y el concurso de ciertos medios de comunicación está llevando la política en España a una extrema polarización. Es un problema gordo.

Si todos los partidos quieren capitalizar medidas del diálogo social es porque el diálogo social funciona. Es bueno que se suban a ese carro

Unai Sordo, secretario general de CCOO

¿Está cerrada esa crisis personal? ¿Qué pasará ahora?

Ya vemos que las disputas políticas de fondo por el poder son a calzón quitado. Cuando el cuestionamiento del poder toma estas formas creo que hay que tomar medidas. No se puede normalizar que uno de los tres poderes del Estado esté bloqueado y aislado de la renovación democrática y aquí no pase nada. Es escandaloso que para renovar el Consejo General del Poder Judicial la condición que se plantee es su desdemocratización. Primero porque la judicatura es ya una instancia ultrapolitizada; segundo porque esto es una democracia, no es un Estado corporativo. No vale que los jueces elijan a los jueces, los diputados a los diputados y los bomberos a los bomberos.

En una situación política como la actual, con un Gobierno que necesita tantos apoyos y tan diversos, ¿invade la política la esfera sindical y del diálogo social? El PNV, y en menor medida EH Bildu, se han apuntado 'tantos' en el plano laboral y social.

En la anterior legislatura había más de una vía para dar salida a los acuerdos, esto le daba al diálogo social la capacidad de concitar voluntades políticas. Ahora esto de que se necesite a todo el mundo para todo hace que, efectivamente, los equilibrios entre el diálogo social y el diálogo parlamentario sean más complicados. La lectura positiva es que prácticamente todos los partidos se apuntan a capitalizar medidas de corte social, eso quiere decir que el diálogo social tiene utilidad. Cuando todo el mundo se apunta a este carro es porque el carro ha demostrado capacidad para cambiar los parámetros de salida de la crisis.

Unai Sordo, de CCOO

¿Qué pide su sindicato en este Primero de Mayo?

Ser ambiciosos y profundizar en la línea de reformas. Queda mucho por hacer, no vivimos en una situación idílica aunque es verdad que los números de empleo han mejorado mucho. Si se hacen las cosas bien España está en condiciones de aprovechar la oportunidad que brinda la transición energética hacia las renovables e ir a un proceso de reindustrialización distinto a lo que hemos hecho siempre, que ha sido competir en base a bajos salarios. Luego hay que revisar el tema de los servicios públicos, el deterioro ha sido evidente y explica algunas dinámicas políticas. En Euskadi por ejemplo Osakidetza ha sido el tema central en campaña, es por algo.

En esa transición hacia las renovables, ¿qué hacemos con Repsol y sus refinerías como Petronor?

La transformación del modelo energético es imparable. Claro, nuestra sociedad se ha construido en base a los combustibles fósiles desde hace siglos. Esto ha llegado a su fin, es así. Se abre una oportunidad de despliegue de renovables pero no será de hoy para mañana. Las refinerías van a pervivir pero hay que tratar de reducir su impacto y sus emisiones. En un par de décadas el mix energético debe ser otro.

Unai Sordo, en el acto 'Por la decencia democrática' en Madrid / EP

¿Entiende a Josu Jon Imaz cuando critica ciertas medidas políticas?

Todo el mundo defiende su posición y sus intereses, eso es razonable. Lo que no es razonable es que el poder público se someta a intereses privados. El poder público debe velar por que esa transformación no deje a nadie en la cuneta, que se haga una transición justa y con criterio social. No puedes desconectar un tipo de energía hasta que conectas el otro y hay que desplegar un montón de infraestructura renovable aun. No va a desaparecer el petróleo de nuestras vidas de un día para otro.

Euskadi está precisamente en ese debate sobre el despliegue de parques eólicos y solares. ¿Hay margen para un 'boom' renovable sin descontento social?

No hay que partir de ensoñaciones. Cualquier despliegue de renovables que demande infraestructura tiene un impacto. Ese impacto se debe minimizar y hacerse en diálogo con la sociedad, concitando voluntades con poblaciones afectadas. A veces las poblaciones que sufren el despliegue de esas infraestructuras luego no perciben ninguno de sus beneficios, no hay un retorno para esas comunidades afectadas, y eso es lo que hay que evitar. Insisto, el impacto cero es imposible.

El petróleo no va a desaparecer de un día para otro. Que Imaz defienda sus intereses es razonable, pero el poder público no debe someterse

Unai Sordo, secretario general de CCOO

Como parte del electorado vasco le pido un par de pinceladas del resultado del 21-A. ¿Cómo explica el ascenso de EH Bildu?

Son varios factores. Por un lado EH Bildu es percibida como un factor de normalización política en un contexto en que se valora el haber dejado atrás el terrorismo. Luego está el hecho de que mucha gente joven percibe a Bildu como la alternativa a los gobiernos del PNV que, con la excepción de los años de Patxi López, es el único partido que muchos vascos hemos conocido en el Gobierno vasco.

Y luego estamos en un contexto en el que la extrema derecha se ve como un gran riesgo entre la ciudadanía progresista en España, no digamos nada en Euskadi, donde Vox es criptonita. El apoyo más o menos incondicional y claro a Pedro Sánchez se valora mucho en Euskadi, lo ejerza el partido que lo ejerza, y eso a EH Bildu le ha ayudado. Por último señalaría a los problemas internos de la izquierda confederal, que han generado un voto huérfano que también ha contribuido a ese crecimiento.

La relación de Iñigo Urkullu con los sindicatos ha sido mejorable. ¿Cambiará esto con Imanol Pradales en Ajuria Enea?

No conocía personalmente a Pradales, aunque estuve con él un momento hace unos días cuando vino al Forum Europa a Madrid. El diálogo social en Euskadi tiene mucho margen de mejora. Se ha avanzado algo en los últimos años, se ha ampliado el marco de materias que se pueden abordar, pero hay mucho por avanzar. Espero que Pradales, si finalmente es el próximo lehendakari, siga profundizando en la línea de lo que se ha hecho en los últimos años.