Las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio son un nuevo examen para el PNV. Tras las autonómicas del pasado 21 de abril, donde los jeltzales lograron la victoria sobre EH Bildu con una ventaja más que ajustada de tan solo 30.000 votos y empataron a 27 escaños en la cámara vasca, la formación que dirige Andoni Ortuzar y que históricamente ha mantenido un poder casi indiscutible en Euskadi puede afrontar ahora una de sus derrotas más sonadas

La Unión Europea es, a cada día que pasa, una institución con cada vez más efecto en la sociedad, la política y la economía de Euskadi. Los fondos Nexts Generetion y buena parte de lo que se aplica respecto al cambio climático y el cuidado del medioambiente vienen mandado desde el Parlamento de Estrasburgo. Por lo que tanto para Bildu como para el PNV tener una figura que refleje "la voz de Euskadi", es fundamental. Especialmente en el caso de la izquierda abertzale que plantea estos comicios como una vuelta de las elecciones vascas y como una nueva oportunidad para superar al PNV en votos.

En coalición con ERC y BNG y bajo el nombre de Ahora Repúblicas, la formación soberanista parte con cierta ventaja respecto a los jeltzales, que también concurren junto a otros partidos de la geografía española: Coalición Canaria, Geroa Bai y Proposta per les Illes Balears-El Pi, bajo las siglas de CEUS (Coalición por una Europa Solidaria). ¿El motivo? La circunscripción única que caracteriza a estos comicios, da el mismo peso a los votos independientemente del territorio, ciudad o comunidad autónoma, y castiga a las fuerzas nacionalistas.

Esto hace que, con casi total seguridad, la formación en la que participa la izquierda abertzale logre un resultado considerablemente mejor al de la propuesta que incluye a los nacionalistas vascos. Con el navarro Pernando Barrena como segundo en la plancha abertzale, las encuestas más recientes dan entre dos y tres escaños a Ahora Repúblicas, que espera mantener los 1,2 millones de votos logrados por Bildu, ERC y BNG en sus respectivas autonómicas de este año.

El candidato de EH Bildu el 9-J, Pernando Barrena, y la parlamentaria y candidata, Oihana Etxebarrieta / EH Bildu

El PNV ante la falta de interés

En la otra cara de la moneda está el PNV, cuya candidatura lleve a Oihane Agirregoitia a la cabeza. Esta, si lograra mantener su escaño, sustituiría a la actual eurodiputada jeltzale, Izaskun Bilbao, pero las previsiones no son buenas para la coalición de los nacionalistas vascos en Europa. La falta de interés por estos comicios, la abstención y el mal momento por el que pasan los de Ortuzar hace más que factible su derrota en la plaza europea. Dejando a EH Bildu como la única voz de la ciudadanía vasca en Estrasburgo. 

El coordinador general de la formación soberanista, Arnaldo Otegi, aseguró en un mitin realizado el pasado lunes en Galdakao (Bizkaia) que tras el 9-J la ciudadanía vasca tendrá un "embajador" para defender en Europa y en el mundo que Euskadi es "una nación internacionalista, feminista, euskaldun y antifascista". El embajador "de un país y una nación que todavía no tiene estado, pero que sin duda lo tendrá, que tendrá un día una república y un estado propio para nuestra vieja nación", aseguró el dirigente abertzale.

Bildu se presenta a sí misma como una formación que apuesta por "la paz frente las aventuras militaristas" de la Unión Europea. Dentro de un continente que, a juicio de Otegi "se inclina hacia la extrema derecha", y carece de un proyecto estratégico, político y económico. "Votar es nuestra manera de defender nuestros valores (...) de comprometerse contra las políticas austericidas y militaristas que promueven las élites europeas encabezadas por Ursula von der Leyen, que ya coquetea con la idea de repetir mandato de la mano de extrema derecha de Meloni" señaló Otegi días antes en un mitin en Vitoria. 

Mientras, el PNV trata de recuperar a parte de ese votante todavía descontento y que se dejó notar en los pasados comicios. Es cierto que los jeltzales lograron más votos que en 2020, pero perdieron fuerza respecto a los comicios de 2016, y en estas Europeas pretenden mantener esa posición de poder que aún mantienen respecto a EH Bildu. 

El PNV hace campaña este juEl presidente del partido, Andoni Ortuzar, y la cabeza de lista a las elecciones europeas por la coalición CEUS, Ohiane Agirregoitia / Juan Herrero - EFE

Cambio de ciclo, también

Hace cinco años, en las europeas de 2019, los de Ortuzar, con Izaskun Bilbao al frente de la candidatura de CEUS, lograron 379.393 votos y un 33,89%. La coalición abertzale, por su parte, logró 246.488 votos con un 22,02%, pero la dinámica que ambas formaciones siguen desde las municipales de mayo de 2023 invita a pensar que la diferencia se verá reducida considerablemente. De hecho, la posibilidad de que Bildu, bajo el paraguas de Ahora Repúblicas, supere al PNV ha dejado de verse como una opción descabellada. 

Por esto los Nacionalistas Vascos han optado por dar un giro a su discurso y hacer gala de su experiencia en la UE. La formación jeltzale sabe que las encuestas no son buenas y que Euskadi, a raíz de la circunscripción única, es una plaza mucho más importante para ellos de lo que lo es para EH Bildu. Cuyos compañeros de viaje en Cataluña y Galicia le aseguran un resultado mucho más holgado. 

Por eso, el propio Ortuzar, desde el inicio de la campaña europea, está tratando de sacarle los colores a la coalición soberanista y pone en valor las "contradicciones" que está presenta en lo que refiere a la política exterior. Este mismo viernes, en un acto en Elgoibar (Gipuzkoa), el dirigente jeltzale recordaba que "hasta antes de ayer", Bildu "eran anti Unión Europea, y siguen siéndolo", pero ahora, con los escaños en Estrasburgo en juego "se proclaman antifascistas y antitotalitarios pero no dicen nada de Putin".

No es la primera vez que el PNV se refiere a la izquierda abertzale en estos términos. Aitor Esteban, portavoz jeltzale en el Congreso de los Diputados, hizo lo mismo con la visita del presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, a Madrid, que tanto Bildu como ERC, BNG y otras formaciones independentistas en la Cámara Baja optaron por ignorar.