No concretó demasiado Imanol Pradales en el pleno de investidura sobre sus políticas económicas, tampoco lo hacen PNV y PSE en el documento que recoge sus compromisos de gobierno, que siguen la línea de lo avanzado en campaña electoral. El gran objetivo de reforzar la industria y preservar el centro de decisión de las multinacionales se apoya en un nuevo "gran fondo vasco" público-privado y en pilares ya existentes como Finkatuz o la sociedad de capital riesgo del Gobierno vasco.
Los socios de gobierno no aclaran ni las cuantías ni los mecanismos de financiación de ese fondo país, que el principal partido de oposición, EH Bildu, sí asegura poder situar en una horquilla entre 1.800 y 2.500 millones. A la hora de movilizar recursos Pradales ya había planteado antes de las elecciones la posibilidad de recurrir a las Entidades de Previsión Social Voluntaria, las EPSV, los fondos de pensiones con particularidades fiscales en los tres territorios forales del País Vasco que cuentan con un patrimonio conjunto de 28.000 millones de los que ahora mismo menos de 2.000 estarían invertidos en Euskadi, según la propia federación que agrupa a estas entidades.
Se trata de una hucha muy jugosa con una regulación recién estrenada que eso sí habría que retocar para poder ampliar su potencial. Y es que la normativa, aunque ha ido ampliando el espectro, impone una serie de restricciones a la hora de invertir los ahorros de los futuros pensionistas. El programa de gobierno recoge en concreto, en el apartado para reforzar el arraigo, que se va a modificar la regulación de las EPSV vascas para que "un porcentaje de su capital se invierta en proyectos que permitan el arraigo y crecimiento del tejido industrial, empresarial y tecnológico vasco".
Más suelo industrial
Una de las medidas estrella es la creación de ese "gran fondo vasco", tal y como viene recogido en el programa, de carácter público-privado. No sería un fondo soberano al uso, se entiende, al disponer de una parte de socios vinculados al negocio bancario privado, entre los que en buena lógica deberían estar las principales entidades como Kutxabank, BBVA o Laboral Kutxa.
De la mano de esa iniciativa se pretende poner a funcionar ya el nuevo clúster financiero alumbrado en la parte final de la pasada legislatura, que puede servir de punto de conexión de esos intereses públicos y privados que cristalizarían en ese nuevo fondo de inversión. Eso no quiere decir que se vaya a taponar el camino a Finkatuz, el instrumento financiero creado por el Ejecutivo de Urkullu y que tiene participación en CAF, ITP Aero y Kaiku. Al contrario, la intención de Pradales es aumentar la capacidad tanto de Finkatuz como de la sociedad de capital riesgo del Gobierno vasco.
En clave industrial, además, el programa de gobierno recoge medidas enfocadas a ganar suelo de este tipo para la implantación de empresas, en concreto cerca de tres millones de metros cuadrados a través de nuevas parcelas y la regeneración de otras. Pradales reclamó en su intervención en el Parlamento un gran pacto "entre todos los agentes" económicos y sociales con ese objetivo de relanzar el sector industrial, en cuyo desarrollo serán claves estos próximos años las transiciones energética y tecnológica.