El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria-Gasteiz da un paso más para revindicar a quienes han sufrido los asesinatos, extorsiones y amenazas de ETA durante más de cinco décadas.
El citado centro acoge desde este viernes la exposición temporal 'De figurantes a protagonistas: las víctimas de ETA en el cine', que recuerda cómo ha sido y es el trato a las víctimas de la banda terrorista en la gran pantalla.
La muestra refleja la producción audiovisual sobre ETA de los últimos cincuenta años, en los que las víctimas de la desaparecida organización terrorista "han pasado de aparecer como meros extras o figurantes, a convertirse en protagonistas en los últimos años".
La exposición hace hincapié en cómo ha evolucionado la representación de las víctimas del terrorismo en la pantalla. Para el diseño de esta muestra se ha contado con Santiago de Pablo, una de las principales autoridades académicas en cinematografía, colaborador de las filmotecas española y vasca, y autor de publicaciones especializadas.
La exposición contiene piezas curiosas y novedosas, como la maqueta original realizada por Emilio Ruiz del Río (1923-2007), empleada en el rodaje de la película 'Operación Ogro' (1979), de Gillo Pontecorvo, para recrear el asesinato del presidente del Gobierno franquista, Luis Carrero Blanco, su chófer y un escolta.
También se expone por primera vez la moto Sanglas 400E del Servicio oficial de la Guardia Civil, utilizada en la serie de Movistar+ 'La línea invisible' (2020), con la que se reproduce el asesinato por ETA en 1968 del agente de la Guardia Civil, José Antonio Pardines, primera víctima mortal de la banda terrorista.
De figurantes a protagonistas
De Pablo explicaba este viernes que en la Transición y la década los ochenta, los "años de plomo" de ETA, las víctimas de la organización terrorista solo salían en las películas "en el momento de ser asesinadas", un vacío que se ha corregido hasta el punto de ser ahora protagonistas.
Asimismo, contaba que el cine no prestaba atención a las víctimas, pero no puede haber una "acusación al cine" por ello, porque era toda la sociedad la que tampoco les hacía caso. Hoy, la sociedad y el cine han cambiado.
De hecho, antes del cambio de siglo hubo muy pocas películas sobre ETA, y en muchas de ellas los protagonistas no eran las víctimas sino los propios etarras, como en 'La fuga de Segovia'.
Incluso había una frase, "ETA es veneno para la taquilla", que un productor le respondió a Enrique Urbizu cuando quiso adaptar 'Esos cielos', de Bernardo Atxaga.
La situación comenzó a cambiar a partir de finales de los años noventa, cuando las víctimas aparecieron en algunos filmes de ficción, pero no fue hasta la década de 2000 cuando los que habían sufrido la violencia de ETA ocuparon un papel central en la producción audiovisual, inicialmente con varios documentales de Iñaki Arteta.
Poco a poco las víctimas fueron tomando protagonismo en el cine y la televisión, hasta llegar a éxitos de los últimos años como 'Maixabel', 'Patria', 'Ane' y la reciente 'La Inflitrada'.