Jesús Prieto Mendaza / Osatuberri Osakidetza

Jesús Prieto Mendaza / Osatuberri Osakidetza

Política

Jesús Prieto, tajante ante las agresiones a la Ertzaintza: "Minimizar la violencia tras la de ETA es preocupante”

El antropólogo alerta de que no se trata de hechos aislados ni puntuales, sino de una deriva social e ideológica que lleva años gestándose

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A las puertas de las fiestas en las capitales vascas y sus municipios, la Ertzaintza denuncia una creciente sensación de indefensión a la hora de garantizar la seguridad ciudadana. Según advierte el sindicato Euspel, los agentes vascos llevan años enfrentándose a incidentes cada vez más frecuentes y violentos.

No hace falta remontarse demasiado en el tiempo para encontrar ejemplos recientes. En apenas un mes se han producido agresiones a la policía vasca en Hernani, Ordizia, Azpeitia y, la más reciente, en Vitoria.

En todos estos episodios se repite un patrón: los autores de las agresiones son jóvenes que no dudan en enfrentarse a los agentes, incluso durante dispositivos de seguridad en contextos festivos.

En pleno siglo XXI, el respeto hacia la autoridad y los cuerpos de seguridad parece haber desaparecido. Tanto profesionales del sector como sindicatos policiales y representantes políticos coinciden en señalar que “se ha perdido el principio de autoridad”. Esta pérdida se traduce en una mayor exposición a insultos, agresiones y enfrentamientos directos: “la gente se les echa encima, increpa, agrede…”, denuncian.

Son jóvenes

Frente a esta realidad, el antropólogo y profesor de la Universidad de Deusto, Jesús Prieto Mendaza, alerta de que no se trata de hechos aislados ni puntuales, sino de una deriva social e ideológica que lleva años gestándose.

“Durante más de tres décadas se normalizó el convivir con jóvenes que podían hacer seguimientos, que podían hacer acciones, que podían chivarse… para matar a conciudadanos. Aquello me pareció mucho más grave que quizás lo que está pasando ahora”, asegura a Crónica Vasca.

"Durante muchos años los jóvenes practicaban la 'kale borroka' aquí... no es que de la noche a la mañana quisieran practicarla: es que había un entorno que alentaba esa violencia".

Agentes antidisturbios de la Ertzaintza en una imagen de archivo.

Agentes antidisturbios de la Ertzaintza en una imagen de archivo. Efe

En la misma línea, la normalización del conflicto y la violencia contra la figura del “otro” no ha desaparecido con el cese de ETA. Solo se ha transformado: “Ese universo ideológico no se ha disuelto. Está presente, consigue un número importante de votos y está teniendo unos resultados electorales que son obviamente importantes”.

Patrones ideológicos

Bajo su punto de vista y teniendo en cuenta lo vivido en años en Euskadi, los jóvenes de hoy repiten patrones ideológicos heredados, adaptados a un nuevo contexto, es decir, persiste el relato de la resistencia, el mito de la colonización y el fanatismo.

“Muchos de esos militantes que llegaban a ETA estaban convencidos de que era una acción casi religiosa, un combate contra el infiel”, asegura. Aunque, tal y como explica Prieto, el “componente de acción violenta (bomba o tiros) ha desaparecido” pero se mantiene el “sustrato ideológico”.

Mientras la policía denuncia agresiones, los sindicatos reclaman medidas y el entorno político se divide, la tensión entre parte de la juventud y la autoridad continúa latente.

Para Jesús Prieto, ignorar el componente ideológico que aún pervive bajo estas expresiones de violencia sería un error: “Es triste, pero es así. Creen que están combatiendo contra el infiel. Y eso, en una parte de nuestra juventud, no ha desaparecido.”