Publicada

En el corazón del País Vasco, una tierra de montañas verdes, tradiciones centenarias y gastronomía inigualable, se esconden lugares que parecen suspendidos en el tiempo.

Estos pequeños rincones, donde la vida se mueve al ritmo pausado de la naturaleza, son testigos de historias que se remontan siglos atrás. Lejos del bullicio de las grandes ciudades, algunos de estos pueblos nos ofrecen una mirada única a la esencia más pura de la cultura vasca.

Entre ellos, destaca uno en particular, no solo por su diminuto tamaño, sino por la riqueza histórica que atesora. Apenas mencionado en los mapas, este lugar cuenta con tan solo cuatro habitantes y un impresionante legado arquitectónico que incluye una iglesia monasterial del siglo XII y una Casa Torre medieval. Es un destino que, pese a su modestia en población, invita a los viajeros más curiosos a descubrir su encanto atemporal.

Urbina Basabe: el tesoro escondido del País Vasco

Este pintoresco pueblo es Urbina Basabe, ubicado en la provincia de Álava, en el corazón del valle de Kuartango. Este valle, famoso por su belleza natural y su rica historia, está compuesto por una serie de pequeñas aldeas rodeadas de campos verdes y colinas suaves. Urbina Basabe, con su tranquilidad y encanto rústico, encarna perfectamente el espíritu del lugar.

El principal atractivo del pueblo es la iglesia dedicada a San Pedro, una construcción románica del siglo XII que en sus inicios sirvió como monasterio. Su arquitectura austera y sus capiteles tallados reflejan el estilo románico típico de la época. Esta iglesia no solo es un espacio de culto, sino también un monumento histórico que conecta a Urbina Basabe con su pasado medieval.

Casa Torre Urbina Basabe / Añana Turismo

Otro punto de interés en el pueblo es la Casa Torre, una construcción que evoca los tiempos en que estas fortalezas servían como viviendas defensivas para la nobleza local. Aunque el paso del tiempo ha dejado su huella en la estructura, la Casa Torre sigue siendo un testigo imponente de la historia del lugar. Su presencia añade un carácter único al pueblo, complementando la espiritualidad de la iglesia con un elemento de poder y protección.

Qué hacer en Urbina Basabe y el valle de Kuartango

Urbina Basabe, a pesar de su reducido tamaño, ofrece una experiencia auténtica y enriquecedora para los amantes de la historia, la naturaleza y la tranquilidad. Los visitantes pueden recorrer el pueblo, admirar la iglesia de San Pedro y la Casa Torre, y contemplar el paisaje que rodea este enclave único.

El valle de Kuartango, donde se encuentra Urbina Basabe, es un destino ideal para quienes disfrutan de actividades al aire libre. Sus senderos permiten explorar un entorno de gran belleza, repleto de praderas, riachuelos y pequeñas aldeas llenas de encanto. Además, este valle es conocido por sus aguas termales, utilizadas desde la época romana por sus propiedades relajantes y curativas. Los baños termales de Kuartango son una visita obligada para quienes buscan combinar naturaleza e historia con un toque de bienestar.

Un lugar donde el tiempo se detiene

En Urbina Basabe, el tiempo parece transcurrir de forma distinta, invitando a los visitantes a disfrutar de los placeres más simples. Sentarse junto a la iglesia, pasear hasta la Casa Torre o simplemente observar el paisaje del valle de Kuartango son actividades que adquieren un valor especial en este rincón del País Vasco.

Para quienes buscan un destino fuera de las rutas convencionales, Urbina Basabe y el valle de Kuartango ofrecen la combinación perfecta de historia, naturaleza y serenidad. Este pequeño pueblo, con sus cuatro habitantes, su iglesia románica y su Casa Torre medieval, es un recordatorio de que los lugares más pequeños a menudo encierran las historias más grandes.