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Euskadi es una tierra de paisajes impresionantes, cultura vibrante y una historia que se remonta a siglos atrás. Más allá de sus ciudades más conocidas como Bilbao, San Sebastián o Vitoria, la región alberga numerosos pueblos con encanto que merecen ser descubiertos. Rincones donde la tradición y la modernidad conviven en perfecta armonía, ofreciendo a los visitantes una experiencia única y auténtica.

Dentro de su geografía, Euskadi esconde pequeños municipios que cuentan con auténticas joyas arquitectónicas e históricas que sorprenden a todo aquel que las visita. Iglesias medievales, puentes de piedra, casonas señoriales y calles empedradas nos trasladan a otra época, recordándonos la importancia que estas villas han tenido a lo largo de la historia. Cada pueblo guarda en su esencia un trozo del pasado que merece ser conocido y explorado.

El pueblo vasco desconido y el más antiguo 

Uno de esos destinos que aún permanece en el anonimato para muchos es Balmaseda, el pueblo más antiguo de Bizkaia y una joya oculta de Euskadi. Fundada en 1199, esta localidad es un testimonio vivo del paso del tiempo y de la historia vasca.

Su ubicación estratégica en el valle de Mena y su cercanía con Castilla hicieron que fuera un enclave clave en las rutas comerciales medievales. Incluso se cree que su historia podría estar vinculada a la época romana, gracias a los vestigios de antiguos caminos que pasaban por la zona.

Balmaseda / BAlmaseda1487.com

Pasear por Balmaseda es recorrer siglos de historia. Uno de sus principales atractivos es el Puente Viejo, una construcción medieval que cruza el río Cadagua y que ha sido testigo de innumerables viajeros y comerciantes a lo largo del tiempo.

También destacan la iglesia de San Severino, con su impresionante estilo gótico, y el Monasterio de Santa Clara, que aporta un aire de serenidad a la villa. No hay que olvidar el Palacio Horcasitas y el Museo de la Historia de Balmaseda, donde los visitantes pueden sumergirse en el pasado de este fascinante lugar.

Qué comer 

Pero una escapada a Balmaseda no estaría completa sin disfrutar de su excelente gastronomía. Como en toda Euskadi, la comida es una parte fundamental de la experiencia, y aquí se pueden degustar platos tradicionales como la putxera, un guiso de alubias típico de los ferroviarios de la zona, o el bacalao a la vizcaína. Además, sus bares y restaurantes ofrecen una gran variedad de pintxos y productos locales que conquistan cualquier paladar.

Para aquellos que buscan una escapada diferente, lejos de los destinos turísticos más masificados, Balmaseda se presenta como una opción perfecta. Un lugar donde la historia, la arquitectura y la gastronomía se combinan para ofrecer una experiencia única en el corazón de Euskadi. Sin duda, una visita que dejará huella en cualquier viajero.