El verano está a la vuelta de la esquina y, como tal, muchos se dedican a la búsqueda de los mejores lugares donde bañarse. Así, los vascos se decantan por las piscinas naturales de Euskadi, joyas escondidas en el territorio y que ofrecen un respiro en un entorno natural. Mientras que algunas se sitúan en ríos o barrancos, muchas se hallan en las costas y se forma de una manera natural entre las rocas. Son los lugares ideales para relajarse y poder disfrutar de aguas frías.
La piscina de Zugaztieta, en Bizkaia, es de las más conocidas por su entorno natural precioso y por ser un lugar tranquilo, pero hay una, en concreto, que llama especialmente la atención. Esta es la piscina natural de Elantxobe. Una experiencia única en la que el turista se siente conectado al mar y puede disfrutar de unas vistas maravillosas.
La piscina de Elantxobe, una alegría en verano
La piscina natural de Elantxobe es el rincón perfecto para pasar los días más cálidos del verano. Una zona que no es solo refrescante, sino que ofrece las mejores panorámicas desde el puerto del encantador y pesquero pueblo. Tal y como expone la web del Gobierno Vasco de Turismo Euskadi en su artículo Las mejores Piscinas Naturales de Euskadi, esta piscina natural, que se alimenta de las aguas del Cantábrico, permite vivir una gran experiencia donde se fusionan "el ambiente marinero con la tranquilidad de un baño seguro y relajante".
Todo en uno de los pueblos pesqueros más hermosos de Bizkaia rodeado de casitas blancas pesqueras y frente al mar, Elantxobe. Este municipio de menos de 400 vecinos es ideal para una escapada, ya que puede visitarse en muy poco tiempo, se puede disfrutar de unas vistas increíbles al mar Cantábrico.
Un pueblo de ensueño
Este nació, según la web de Turismo Turismo Urdaibai en su artículo sobre Elantxobe, en un "reducido núcleo de pescadores que existía" en el siglo XVI y experimentó un aumento de la población gracias a los vecinos de los pueblos de al lado. En 1833, la localidad se separó del municipio de Ibarrangelua.
Elantxobe se encuentra dividido en dos partes. En la parte alta, sobre la "única" parte plana del pueblo, se encuentra la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari "rodeada de casas de pescadores". Asimismo se podrá disfrutar de distintos miradores que dan al puerto y al mar. Incluso se puede observar la costa de la provincia de Gipuzkoa.