Entre los acantilados verdes y las olas que rompen con ritmo sereno en la costa vasca, se encuentra un rincón que mezcla tradición, hospitalidad y amor por la tierra. Es el Hotel Karlos Arguiñano, un pequeño refugio frente al Cantábrico, situado en la playa de Zarautz, que el popular cocinero convirtió en una joya de la hospitalidad vasca. Más que un negocio, este hotel representa el alma de su dueño: cálido, familiar, y profundamente ligado a la cultura del norte.
Karlos Arguiñano es conocido en toda España por su simpatía, sus recetas accesibles y su inseparable risueño “¡rico, rico!”. Pero pocos saben que su verdadero refugio no es un plató de televisión ni un restaurante de lujo, sino este hotel que mira directamente al mar. Un edificio señorial, concretamente, un antiguo palacete ubicado frente a la playa de Zarautz.
El Hotel cuenta con 12 acogedoras habitaciones con todas las comodidades para que disfrutes al máximo de tu estancia, en el que conviven el confort moderno y el sabor de lo auténtico.
Hotel Karlos Arguiñano
Como en casa
“Despertar aquí no se olvida”, asegura Arguiñano en sus redes sociales, y basta con pasar una noche en una de sus habitaciones para entenderlo. Cada mañana, la luz del Cantábrico se cuela por las ventanas con una suavidad especial, mientras el sonido de las olas marca el ritmo del día.
No hay despertador más natural ni paisaje más reconfortante. Las habitaciones, decoradas con una mezcla de líneas limpias y materiales nobles, invitan al descanso, pero también a mirar hacia fuera: hacia ese mar que, en todas sus estaciones, tiene algo que decir.
Aquí, la gastronomía no es un añadido, sino una forma de vida. Y el Hotel Karlos Arguiñano se encuentra justo en el corazón de todo esto, a pie de playa, con un restaurante que eleva la cocina local sin perder la cercanía.
Porque si hay algo que distingue este refugio es su restaurante, dirigido también por el propio Arguiñano. Aquí no hay estrellas Michelin, pero hay algo igual de valioso: una cocina sincera, sabrosa, de producto.
El arroz con almejas, el marmitako o la merluza son ejemplos de platos que saben a casa, pero con ese toque especial que solo alguien como Karlos sabe dar. En su terraza frente al mar, es fácil entender por qué este lugar se ha convertido en punto de encuentro de turistas y locales.
Más allá del confort y la gastronomía, el hotel encarna una filosofía: la de vivir sin prisas, disfrutando de cada momento. Arguiñano ha dicho en varias entrevistas que no concibe el éxito si no va acompañado de bienestar y raíces. Su hotel es una extensión de esa forma de ver el mundo.
No es un espacio lujoso en el sentido tradicional, pero sí lo es en el valor de los detalles: la calidez del personal, la limpieza impecable, el pan recién hecho en el desayuno o la posibilidad de caminar dos minutos y tener el mar a tus pies.
Playa Zarautz
Un destino ideal y con la playa más grande de Euskadi
Zarautz no es un destino cualquiera. Es una localidad que respira surf, tradición marinera y cultura vasca. Su playa, la más extensa del País Vasco, es famosa tanto por su belleza como por su ambiente acogedor.
Su casco histórico, su ambiente acogedor y su amor por la cocina lo convierten en un lugar único para los amantes del buen comer. Aquí, el mar Cantábrico aporta productos de primera calidad, que se combinan con una cultura culinaria transmitida de generación en generación.
De los pueblos costeros más bonitos de la comunidad vasca que posee decenas de atractivos capaces de cautivar a cualquiera. Con su mezcla única de belleza natural y vibrante vida cultural, Zarautz se ha convertido en un destino de visita obligada. Además, sus vistas panorámicas del mar y la montaña ofrecen postales dignas de enmarcar, haciendo de cada rincón una sorpresa que espera ser descubierta.
Uno de los grandes atractivos de Zarautz es su espectacular playa, la más extensa de Euskadi, con más de 2,5 kilómetros de arena dorada. Es un lugar donde la naturaleza se expresa en su máxima belleza y donde el mar y la gastronomía se dan la mano en perfecta armonía.