Un bilbaíno dice los que muchos piensan sobre las playas andaluzas: “No se puede decir, pero se está de…”

Las vacaciones de sol y playa siguen siendo, año tras año, una de las opciones más populares para los españoles. La promesa de días interminables junto al mar, con la arena caliente bajo los pies, el sonido relajante de las olas y la posibilidad de desconectar de la rutina, resulta irresistible para millones de personas.

Más allá del turismo cultural o de interior, la idea de combinar descanso, gastronomía y baños de sol sigue atrayendo tanto a familias como a grupos de amigos o viajeros solitarios. Desde el Mediterráneo hasta el Atlántico, la costa española ofrece un sinfín de opciones para quienes buscan disfrutar del mar con todo el confort posible.

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En Euskadi, por ejemplo, no se puede negar que existen playas espectaculares. Desde la emblemática La Concha en Donostia, hasta Laga o Itzurun, la costa vasca combina belleza natural con buena infraestructura. Sin embargo, el verano es también la ocasión perfecta para cambiar de aires y descubrir otros destinos.

Asturias, Cantabria o Galicia ofrecen paisajes verdes y acantilados impresionantes, mientras que más al sur, comunidades como Andalucía atraen por su clima más cálido, sus aguas más templadas y una atmósfera que invita a relajarse de otra manera. Para muchos vascos, la escapada veraniega perfecta implica buscar no solo un cambio de paisaje, sino también un cambio de ritmo.

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Son muchos los que deciden cruzar España para llegar hasta el sur. El atractivo de sus playas kilométricas, los chiringuitos junto al mar, las puestas de sol sobre el Atlántico y la posibilidad de bañarse en aguas agradables incluso a finales de septiembre son razones de peso. Además, la gastronomía andaluza, con sus pescados frescos, frituras y tapas, se convierte en otro de los grandes incentivos.

No es raro encontrar familias enteras que repiten año tras año destino, o grupos de amigos que aprovechan el verano para reencontrarse en una localidad andaluza, disfrutando de un ambiente que en el norte es más difícil de encontrar durante la temporada estival.

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Este año, uno de esos viajeros ha sido un bilbaíno que ha elegido como destino Chiclana de la Frontera, concretamente la zona de Sancti Petri. Allí, entre playas de arena dorada y un ambiente relajado, ha encontrado todo lo que buscaba para sus vacaciones.

Con una sonrisa amplia y una evidente satisfacción, resume su experiencia sin rodeos: “Se está de puta madre. No se pueden decir palabrotas, pero se está de puta madre”. Más allá del paisaje y el clima, lo que más le ha conquistado es la calidez de la gente: “El acento, la gente es muy maja, muy agradable, la verdad, las cosas como son. Nos gusta mucho a nosotros”. Su testimonio refleja el sentir de muchos visitantes del norte que, tras descubrir las playas y el ambiente de Andalucía, no dudan en volver año tras año.