Parecía imposible, pero algunos ya lo están consiguiendo. Las grandes discotecas vuelven a llenar sus locales al 100%, dejando a muchos clientes sin la posibilidad de disfrutar de una noche de bailes. Todo llega después de la vuelta a la normalidad para el sector del ocio nocturno tras más de un año y medio con la persiana bajada en la mayoría de los casos. Y es, por lo que se ve, es un número muy elevado de jóvenes los que quieren recuperar las horas de fiesta que la pandemia les ha quitado. “Se nota que la gente tiene muchísimas ganas de salir, porque la demanda está siendo brutal. Nos quedamos sin entradas enseguida”, manifiesta Diego Maestre, socio y fundador de la Sala Sonora. 

A pesar de que las copas en el local han subido de precio y la situación económica de la sociedad está por debajo de la de hace un par de años, parece que los ánimos por disfrutar de la noche no han decaído. “Se prevé que va a ser un año de mucho trabajo , ya que la gente quiere recuperar el tiempo perdido”, manifiesta David Mateo, encargado de la discoteca Back&Stage de Bilbao.

Con este reclamo por parte de la sociedad, la discoteca ha decidido abrir también los miércoles para que todos aquellos que no hayan conseguido entrada para el fin de semana tengan la posibilidad de disfrutar de la fiesta. Esta situación, a la que también se ha sumado Back&Stage, está haciendo que ambos locales estén cerca de duplicar su facturación respecto a la era pre-pandemia. “Con este ritmo podríamos llegar a recuperar todo lo perdido hasta el momento durante el curso 2021-22. En una situación normal nos costaría más de un año pero si seguimos así podremos lograrlo antes de lo esperado”, declara Maestre. 

Para hacer frente a la situación, ambas discotecas  han tenido que aumentar la plantilla con la que contaban, llegando incluso a duplicar el personal del que disponía el local en la época pre-pandemia. La Sala Sonora cuenta en la actualidad con cerca de 50 empleados entre camareros, personal de seguridad y guardarropas. El dueño del local señala que están trabajando a niveles de nochevieja. Es decir, “de normal podría contar con 9 trabajadores en barra pero ahora hay contratados 16 porque si no es imposible llegar a todo”. 

Restricciones

Durante el primer fin de semana de su apertura con aforo completo, había restricciones parciales: no se permitía beber y bailar en la misma sala. Para ello, los establecimientos tuvieron que adaptar el espacio de tal manera que hubiese una zona para bailar y la otra para consumir. Por ello, a los recintos con una sola sala se les prohibió abrir. Ahora, sólo cuentan con la obligación de llevar la mascarilla en el interior

Sin embargo, algunos se han querido adaptar a las circunstancias y seguir siendo precavidos con las medidas, por lo que ha sido la Sala Sonora, que cuenta con una capacidad de 1662 personas, la que ha decidido innovar sus métodos de compra y entrega de entradas y ha implantado un sistema QR mediante el que consigues tu ticket y lo presentas en la puerta. “Es una herramienta que está funcionando muy bien y que tarde o temprano se acabará implantando en todas partes, aunque de momento, en la barra está siendo un poco más complicado”, manifiestan. 

El QR es imposible de duplicar y una vez que se pasa por la entrada, si un segundo cliente intenta acceder al establecimiento con el mismo, la máquina lo detecta de inmediato. “Aparte de ser algo más ecológico porque no se hace tanto uso del papel, acelera el acceso a la sala y es mucho más cómodo para todos”.